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jueves, 30 de agosto de 2018

DEL INSTITUTO DE HIGIENE AL FUTURO CENTRO CULTURAL DE LA PDI: HISTORIA DE UN EDIFICIO EN LA ENTRADA DE AVENIDA INDEPENDENCIA

El Pabellón de Higiene y Demografía del Instituto de Higiene, hacia 1910, mismo edificio de la dirección Independencia 56. Fotografía de los archivos del Museo Histórico Nacional. Fuente imagen: Memoriachilena.
Coordenadas: 33°25'52.3"S 70°39'13.0"W
Hace un par de años, publiqué acá algo relacionado con el complejo de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) y el Cuartel Borgoño, en la entrada de la avenida Independencia, entre Santa María y General Borgoño, en la ribera Norte del Mapocho en Santiago. Subí la entrada en pleno período de obras de demolición de sus edificios, noticia que había provocado gran molestia. La declaratoria de Monumento Histórico Nacional llegó poco después, aunque (siendo francos) sólo para salvar cascarones, en una situación muy parecida a lo que sucedió también con las ruinas de la Villa San Luis de Las Condes.
El conjunto de edificios pertenecientes a la PDI, sin embargo, ya tenía uno de sus pabellones con dicha declaratoria de Monumento Histórico Nacional, apartado de las picotas de demolición: es el principal de ellos, de cara a la avenida Independencia, en el número 56 de la misma haciendo esquina con Borgoño, en donde está la Plaza Neruda, antes llamada también Plaza Borgoño. Correspondía en sus orígenes al principal pabellón Instituto de Higiene, y con el tiempo pasó a ser el Instituto Superior de la Dirección General de la institución policial.
El edificio data de principios del siglo XX y fue levantado por una gestión del Gobierno de Germán Riesco, pero su origen se relaciona con una revolución sanitaria que venía teniendo lugar en el país y que dejó varias marcas importantes en el barrio riberano chimbero de Santiago.
Para explicar su historia, entonces, debe señalarse que en los barrios de La Chimba sucedían cosas interesantes hacia la proximidad del Centenario de la República, en materias relativas a innovaciones sobre la salud pública y la medicina. Fue en ese contexto que se construyó este edificio del entonces llamado Instituto de Hijiene (ortografía vigente en la época), otro de los principales referentes arquitectónicos del sector, correspondiendo a un inmueble de estilo neoclásico francés de tres pisos, ocupando terrenos ganados al río Mapocho tras la canalización de 1888-1891 y cerca de los que, durante el siglo anterior, habían pertenecido a la controversial Población Ovalle, conocida también como Barrio del Arenal.

martes, 28 de agosto de 2018

EL RENACER DE UN TRÁGICO SITIO: LA EX CAPILLA DE SANTA TERESA, SU MONUMENTO A LAS VÍCTIMAS DEL ALUVIÓN DE 1993 Y EL PARQUE URBANO QUEBRADA DE MACUL

La capilla después del desastre. Fotografía de 1997 publicada en "La Tercera". Las enormes piedras fueron arrastradas por el aluvión, y hoy están en la plaza adyacente.
Coordenadas: 33°30'50.9"S 70°32'54.3"W
Este año, el pasado 3 de mayo, se cumplieron 25 años desde el trágico Aluvión de la Quebrada de Macul de 1993, dramático episodio de la historia de la Región Metropolitana que dejó un saldo de unos 26 muertos, ocho desaparecidos y más de 30 mil damnificados por la avalancha de agua y lodo que, de un momento a otro, cayó sobre las poblaciones y villas que habían crecido a los lados de la quebrada.
Como se recuerda, la inusual lluvia en alta cordillera y en medio de un temporal, derritió las nieves arrastrando gran parte de los terrenos montañosos, y así el aluvión se desplazó por la quebrada hacia el poniente sin encontrar obstáculos, entre otras razones por la deforestación paulatina a la que había sido sometido el lugar. El alud y el torrente llenaron en minutos el trazado de la quebrada y los cauces del Zanjón de la Aguada, el Canal San Carlos, el Canal las Perdices y hasta la Quebrada de Ramón en La Reina, destruyendo más de 300 viviendas a su paso y dañando más de 5.500, principalmente en el sector de los límites de las comunas de La Florida y Peñalolén, en Santiago.
La zona más cruelmente azotada por la tragedia de 1993, fue la extensión de la calle María Angélica hacia la altura de Villa Santa Teresa, vía que corre paralela a la bajada de la Quebrada de Macul. Hoy, el lugar esconde en su verdor las huellas del doloroso episodio que en vivió aquel otoño ya a las puertas del invierno. Son barrios con cierto encanto social, sin embargo: a diferencia de otros intentos por forzar la integración entre sectores socioculturales altos con otros más modestos, acá parece haberse dado connaturalmente esta convivencia, de modo que es posible encontrar grandes casas-quintas con piscinas a sólo pocos metros de residencias humildes pero muy dignamente mantenidas.
A pesar de las pocas huellas del crimen que aún se pueden reconocer, en el cruce de María Angélica con Las Perdices, cerca del puente, se eleva un curioso templito de sencilla fabricación y materialidad, como único testimonio sobreviviente de aquella tarde triste en la precordillera santiaguina. Corresponde a la ex Capilla de Santa Teresa de Jesús, verdadero símbolo de aquel episodio fatídico de la historia de la comuna de La Florida y de toda la ciudad.

viernes, 24 de agosto de 2018

LOS LOCOMÓVILES: ESAS RELIQUIAS DE MOTORES A VAPOR EN LOS VIEJOS CAMPOS CHILENOS

Grabado de locomóvil Horbsby "con aparato para quemar paja" y el respectivo fogonero operador, publicado en el "Correo de la Exposición" del 2 octubre 1875, en Santiago de Chile.
El campo chileno ha cambiado mucho esa imagen poética y más pintoresca que nos dejó la época más romántica de la historia campesina del país, especialmente en la Zona Central. Qué duda cabe: cercos eléctricos sustituyendo las viejas empalizadas con estacas, huasos montando más bicicletas que a caballos en algunas localidades y las tradicionales ruedas de carretas o carretones reducidas ya a adornos de jardines tras ser relevadas por neumáticos de automóviles ocupando los ejes.
Desde aquellos tiempos más idealizados de los campos chilenos es que tenemos, precisamente, interesantes testimonios mecánicos y termodinámica sobrevivientes de la actividad agrícola: los llamados locomóviles, convertidos en sinónimos de motores portátiles e inexactamente motejados a veces como minilocomotoras. Han sobrevivido en todo el país como ejemplos de un curioso y -en su momento- revolucionario producto de la tecnología del siglo XIX y de la ingeniería a vapor basada en los logros del escocés James Watt, con su sistema patentado ya en 1769.
Los locomóviles, entonces, fueron parte del mismo desarrollo tecnológico de motores a vapor que incluyó a las locomotoras y a los primeros tractores, combinando de alguna manera ambos ingenios de la época victoriana, en el marco de la transición entre la Primera y la Segunda Revolución Industrial.
Correspondían a carros que podían desplazarse sin necesidad de vías o rieles, con una estructura o cuerpo que corresponde principalmente a todo un tanque y motor de vapor con ejes, recordándoselos como artefactos que hicieron saltar a la modernidad los quehaceres del mundo campesino, que llevaban arrastrando por siglos las limitaciones de las herramientas y procedimientos tradicionales de la economía rural más conservadora.

viernes, 17 de agosto de 2018

LA LEYENDA DEL CHANCHO CON CHALECO: UN GRACIOSO RECUERDO DE LA GRAN ÉPOCA DE LOS FERROCARRILES EN CHILE

El personaje "antológico" del chancho con chaleco y sus boletos de tren.
Partamos con una advertencia necesaria, aunque nos suene de Perogrullo: en Chile, es común llamar popularmente chaleco a lo que también se conoce como suéteres y jerseis de lana, no sólo a la prenda sin mangas que detenta dicha denominación formal o ténica y que los chilenos prefieren llamar chaleca. Chancho, en cambio, es el uso también popular para referirse al puerco o cerdo, aunque con connotaciones más peyorativas (por ejemplo: la marcha chancho o hacer "una chanchada").
A pesar de la nula relación entre ambos elementos, resulta que los dos se juntan en la curiosa alusión a una imagen o personaje llamado el chancho con chaleco, coincidente con el nombre de uno de los más célebres y tradicionales boliches de recreación y comida típica en la comuna de Maipú, en Santiago. Recurrida antes mucho más que ahora, la referencia al chancho con chaleco tuvo alguna vez dos orientaciones, según entendemos:
  1. Algo extraño e impropio, carente de sentido lógico, parecido a otras comparaciones animalistas como culebra con orejas, zancudo con bototos o perro verde. Se refiere a algo con características, adiciones o haciendo presencias que, no obstante estar ahí, no corresponden a la normalidad y deberían tener lugar, generando una situación irracional o de desubicación total; de anormalidad.
  2. Alguien negativo y hasta cierto punto despreciable, pero que ostenta con una falsa legitimidad o condición de civilidad, careciendo de ella en su fuero interno. Es una suerte de cruce entre la expresión chancho en misa y el lobo con piel de oveja, que señala así a personas de mala intención o vileza que actúan con cierto cinismo y poder frente al hombre débil o las causas justas.

lunes, 13 de agosto de 2018

EL CERRO CHEQUÉN: UNA HISTORIA EN LOS LÍMITES DE LA FLORIDA Y PUENTE ALTO

Coordenadas: 33°33'08.9"S 70°32'48.6"W
Los que viajan hacia el Cajón del Maipo por avenida La Florida y su continuación Camilo Henríquez, seguramente están familiarizados con la visión de un cerro con una gran cruz haciendo guardia del lado oriente, que parece desprenderse del macizo precordillerano de la Sierra de San Ramón para acercarse hacia la autopista. Es el Chequén, que comienza a hacerse visible en la comuna de La Florida pero que, antaño, cuando las alturas de los edificios eran menores, podía ser distinguido prácticamente desde todo este sector al Sur del valle mapochino, ya cerca de los límites con el río Maipo.
Este cerro isla está ubicado en el extremo Sur de la avenida Tobalaba, entre las riberas de los canales San Carlos y Las Perdices. Supongo que su puntilla debe ser la que aparece señalada a veces como Chequencito y Chequencillo en cartografía antigua y mapas coloniales, ya que había un Chequén mayor en el cordón. Su vistosa posición en el llano lo convertía en una referencia importante para los viajeros del pasado, al igual que sucedía con los cercanos cerros Ballena, Las Cabras y el Cerrillo de Las Vizcachas en Puente Alto.
El nombre del Chequén proviene de la denominación nativa chequeñ, dada a un arbusto de los bosques esclerófilos cordilleranos que crecen entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos en Chile, correspondiente a la Luma chequen de los científicos.
A pesar de no ser de gran altura, son las características orográficas del Chequén o Chequencillo de antaño las siempre lo hicieron destacar en la geografía valle, sirviendo de referente y punto de orientación: además de su posición relativamente aislada, el cerro alcanza unos 110 metros de altura y 692 metros sobre el nivel del mar, con unos 60 metros entre sus extremos, más otros 60 metros de alturas mucho más bajas en una prolongación de su masa hacia el poniente, desde su vértice Norte, correspondientes a la señalada puntilla que ha dividido históricamente allí las comunas.

sábado, 4 de agosto de 2018

UN PASEO PARA CUENTOS DE NIÑOS Y GRANDES EN LA PLAZA DEL CERRO NAVIDAD DE LAS CONDES

Coordenadas: 33°24'51.79"S 70°35'15.56"W
En la avenida Apoquindo de Las Condes, en Santiago, en el tramo entre las estaciones Alcántara y Escuela Militar del servicio Metro (Línea 1), se encuentra una plaza de formas poco frecuentes en nuestro urbanismo, más bien parecida a parques con paseos montados en cerros islas como el Santa Lucía de Santiago Centro o el Primo de Rivera en Maipú, aunque en este caso concentrado en un terreno de sólo media manzana, aproximadamente.
Llamado formalmente Plaza Navidad o Plaza del Cerro Navidad, verios vecinos y guías urbanas lo identifican también como la Plaza Mustafá Kemal Atatürk, por el monumento y la fuente de aguas dedicada al militar y estadista turco, que fueran instaladas allí en el vértice Sur-oriente del área verde por iniciativa conmemorativa de la comunidad y la embajada de Turquía en Santiago.
La plaza está en un sector cercano a la bajada-subida poniente del paso sobre nivel que hace cruzar a Apoquindo encima de la Circunvalación Américo Vespucio. Está delimitada por dos calles principales: Jean Mermoz, cuyo nombre rinde homenaje al pionero de la aviación francesa acompañada de un monolito propio instalado en esa punta de la cuadra, y Golda Meir, que hasta hace unos años tenía el nombre Mariscal Petain, título controvertido que fue cambiado por el de la ex Primera Ministra de Israel, aunque también de cierta connotación polémica para algunas opiniones.
La singular plaza se extiende hasta calle Las Torcazas formando un ángulo que sigue la forma curva de Jean Mermoz, mientras que por el fondo se cierra con una prolongación peatonal de la calle El Trovador, surgida tras la construcción de las dos torres habitacionales que allí se elevaron hacia 1996.