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martes, 26 de diciembre de 2017

VISITA A LA CAPILLA DEL COLEGIO MARÍA AUXILIADORA DE SANTIAGO

Fuente imagen: Mapio.net.
Coordenadas: 33°27'32.22"S 70°38'39.36"W
La Capilla de María Auxiliadora es uno de los edificios más característicos de la avenida Manuel Antonio Matta, en Santiago. Ubicada a un costado del liceo del mismo nombre, entre calles San Francisco y Santa Rosa, cuadra Sur de la avenida, destaca por su fachada neoclásica con toques neorrenacentistas, señalando su lugar como uno importante en la historia de la Congregación Salesiana en Chile.
Tuve cerca este edificio muchas veces en diferentes períodos de mi vida... Pero, curiosamente, recién en este período de mi existencia me animé a entrar al mismo, al encontrarlo casualmente abierto un día de julio de este año 2017 que ya se extingue, cuando tomé estas fotografías.
Es preciso remontarse a la historia del Colegio María Auxiliadora para comprender su presencia allí. Dicha institución se trajo a Santiago a fines del siglo XIX, con un puñado de alumnas que no tardaría en multiplicarse diez veces ya hacia el cambio de centuria, atendidas por las religiosas y formadoras de las Hijas de María Auxiliadora, llegadas desde Turín especialmente para estos efectos. Esto había sido posible gracias a la gestión del entonces Párroco de San Miguel Arcángel, el Padre Miguel León Prado, con autorización del Arzobispo de Santiago, Monseñor Mariano Casanova.
Hasta entonces, el colegio se situaba en un sector adyacente al Club Hípico y a espaldas del Parque Cousiño (hoy O'Higgins), frente a una antigua feria del barrio Camino Cintura Sur (hoy Blanco Encalada). Sin embargo, los problemas de espacio y las incomodidades que provocaba la cercanía con los establos del centro hípico, motivó a las religiosas a vender la propiedad al mismo club, el 20 de diciembre de 1902, que la dejaría incorporada al sector de sus caballerizas.

domingo, 24 de diciembre de 2017

HALAGOS, REPAROS Y OBSERVACIONES A UNA CARTA DE DON PEDRO DE VALDIVIA INMORTALIZADA EN PIEDRA AL PIE DEL CERRO SANTA LUCÍA

Coordenadas: 33°26'28.96"S 70°38'33.74"W
Tiempo llevamos ya leyendo en este monolito de dos metros, enclavado en la pendiente de los jardines del Cerro Santa Lucía por el lado de Alameda, un fragmento cercano al final de la carta que don Pedro de Valdivia dirigió al soberano Carlos V, con relación a sus aventuras en el territorio chileno, fechada el 4 de septiembre de 1545.
El texto, que se ha labrado con manos maestras en él, parece un verdadero elogio a las bondades y maravillas del terruño del que se ha hecho cargo Valdivia ante del desinterés o temor de los demás conquistadores españoles. Da la impresión de que lo escribiese desde la pacífica y cálida comodidad de una tienda militar, y no desde el mismo Santiago que sólo cuatro años antes, un 11 de septiembre de 1541, había sido arrasado por las huestes indígenas alzadas en el valle del Mapocho.
La pesada piedra está rodeada de un jardincito floral que dura bastante poco cada año, gracias al ímpetu incorregible de los vándalos y las iras en las marchas populares. A pesar de todo, luce gallardo a la cabeza de sus inscripciones, el relieve del Escudo de Armas de don Pedro de Valdivia.
La idea de levantar este monumento fue del escritor, escultor y pintor chileno Alberto Ried Silva, integrante del famoso grupo creativo de "Los Diez", propuesta ya hacia la madurez de su vida. Aunque su propósito era, en este caso, hacer un homenaje a los 400 años que cumplía dicha histórica carta de Valdivia, Oreste Plath informa, en "El Santiago que se fue", que Ried estaba por entonces en una cruzada para generar buenas ideas para la ciudad y sus habitantes, incluyendo colocar los nombres de los doctores Rodolfo Lenz y Federico Johow a dos calles de la Comuna de Ñuñoa, y la apertura peatonal de los portales del Palacio de la Real Aduana, en donde está ahora el Museo de Arte Precolombino.

viernes, 22 de diciembre de 2017

LA ESTATUA DEL GENERAL JUAN MACKENNA EN PLAZA INÉS DE SUÁREZ

Inauguración del monumento. Fuente imagen: blog de GRAFELBERGNOTICIAS.
Coordenadas: 33°26'15.08"S 70°36'43.63"W
Es complicado hablar del General Juan Mackenna O'Reilly sin tocar pasiones y emotividades, a favor o en contra de un juicio. Son inclinaciones humanas muy relacionadas con las memorias heroicas de los personajes aquel período de nuestra historia, como es la Independencia de Chile. Sería más fácil y cómodo hablar sólo estrictamente de su monumento, ahí en el Plaza Inés de Suárez en Providencia, Santiago, por el lado de Pocuro entre calles Regimiento Cazadores y Escuela de Telecomunicaciones.
La estatua del General Mackenna, pues, involucra un ejercicio común a todos los homenajes de grandes héroes: abstraerse de las partes menos luminosas de los mismos, y concentrarse en su legado, su patriotismo y sus sacrificios. En este caso, el reconocimiento a su memoria exige el acto de nobleza, expiando aspectos críticos observados ya por investigadores y analistas como Daniel Prieto Vial: sus malos consejos a O'Higgins en momentos de mayor urgencia de unidad patriota, su parte de responsabilidades en el naufragio de esa hermosa cruzada que fue la Patria Vieja, o en el humillante Tratado de Lircay con los realistas o en la delirante elección de Rancagua como lugar de autoinmolación de la primera etapa de lucha emancipadora, además de su obsesión contra los hermanos Carrera que acabó costándole la vida ya exiliado en Río de la Plata, al ser desafiado a duelo por el Coronel Luis Carrera y alcanzado por su plomo, el 21 de noviembre de 1814, luego una larga seguidilla de insultos y agravios.
Sin embargo, también es cierto que el recuerdo de este patriota, por muchos años cargó con el más inaudito vacío: totalmente ausente de un monumento propio, como gratitud a su compromiso con la causa de la Independencia y su gran influencia en los militares de entonces. Hubo una época en que incluso se rendían honores a su memoria en la primera estatua que tuvo la ciudad de don Benjamín Vicuña Mackenna, su nieto que, curiosamente, no parecía muy afectado a la hora cubrir de elogios a los Carrera en su conocido libro sobre los hermanos.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

CASAS DE LO MATTA: RASGOS DEL PASADO COLONIAL DE VITACURA

Coordenadas: 33°23'15.60"S 70°32'40.35"W
La comuna de Vitacura en Santiago, tiene una característica curiosa: es una de a las que menos espacio e queda ya para seguir creciendo en aspectos urbanísticos e inmobiliarios, algo complejo para una zona en donde existe una alta cotización del suelo, precisamente. Por este motivo, grandes espacios abiertos y aún con aire del campo colonial precordillerano del valle del Mapocho, como la sede de la Corporación Cultural de Vitacura en las Casas de Lo Matta, son para su ciudadanía tanto vestigios incalculables de su historia pasada como también el más valioso patrimonio para las generaciones futuras.
Las Casas de Lo Matta se encuentran en la dirección de avenida Presidente Kennedy 9350, cerca del cruce con avenida Padre Hurtado Norte, enfrente de donde está en nuestros días el Club Palestino y el Mall Alto Las Condes. Se ubica ocupando media cuadra entre las vías de la Lateral de Kennedy, calle Lo Matta y Tupungato, con un barrio conservador a sus espaldas y en donde pueden encontrarse también algunas viejas tinajas, tejas coloniales y arboledas como las de patios y murallones en la antigua casona.
Todos estos terrenos pertenecían, antaño, al Fundo Lo Matta de Las Condes, que había crecido, a su vez, sobre antiguos territorios ocupados por el clan del indígena Longopilla, en las comarcas pertenecientes al lonco Butacura o Botacura. De ahí el nombre de la comuna, por corrupción fonética, justamente.
Butacura mantenía relaciones con la administración incásica y prehispánica del valle y tomó la iniciativa de construir obras tales como los canales de regadío hacia Conchalí, además de haber hecho cierta amistad y complicidad con Pedro de Valdivia. Murió asesinado, no se sabe con exactitud si por otros indígenas que se consideraron traicionados al asistir y facilitar oro a los hispanos, o bien por españoles codiciosos que intentaron apropiarse de sus míticas riquezas, cuya desaparición ha dado origen a algunas leyendas locales sobre enterramientos, minas escondidas y tesoros perdidos.

lunes, 18 de diciembre de 2017

PASADO Y PRESENTE DEL MURAL DE GABRIELA MISTRAL EN EL CERRO SANTA LUCÍA

Coordenadas: 33°26'30.90"S 70°38'37.49"W
Es curioso, pero el sector de la Alameda Bernardo O'Higgins en donde se encuentra el mural dedicado a nuestra primer Premio Nobel, en el Cerro Santa Lucía y a un costado de los principales accesos al paseo, antaño existía una importante librería del Santiago en los años veinte y treinta, propietada por don Francisco Fuentes Parra, exempleado de la casa librera "Nascimento". Fuentes había fundado en 1928 su querido rincón literario: la "Librería Cultura", ubicada en un lugar en principio incómodo para su negocio, pero que supo transformar y mejorar con astucia allí al pie del cerro.
Entrando en detalles, el local de libros estaba en una casa baja de un piso y con vidrieras hacia la calle, en donde el librero ofrecía una gran cantidad obras, teniendo por cliente al entonces niño Miguel Serrano Fernández, futuro escritor que comenzaba a armar allí su biblioteca, tras comprar una obra con temáticas de hipnosis y poderes de la mente, y más tarde trabajos del escritor italiano Giovanni Papini. Esta etapa de su vida la recuerda en el primer volumen de sus "Memorias de Él y Yo", agregando que la librería quedaba muy cerca de la residencia de doña Carmelita Matta, dueña de una biblioteca familiar de su ancestro Guillermo Matta, misma que con el tiempo quedaría en manos del propio Serrano.
En la "Librería Cultura" atendía su propio dueño, y cuando no, su socio Arturo Rubilar. Como consecuencia de la creación del control de cambios y de las dificultades que arrastró esto a la adquisición de libros españoles y franceses, la librería se había convertido en editorial en 1931, según informa Sady Zañartu en "Historia del vendedor de libros", y se trasladaría a calle Huérfanos 1165 llegando a Morandé, hacia 1935. Serrano decía haber visto en ella una fotografía del Barón Hermann von Keyserling, que logró comprar después de la muerte del señor Fuentes y cuando el sobrino heredero de la firma decidió liquidar el negocio.
El lugar de la librería formaba parte del grupo de inmuebles que rodeaba en esos años las faldas del Cerro Santa Lucía, algunos de los cuales podrían corresponder a las que alcanzan a verse en un par de fotografías que publica en 1874 don Benjamín Vicuña Mackenna, en su "Álbum del Santa Lucía", y en conocidos cuadros al óleo anónimos con las vistas desde calle Carmen, que están en el Museo Histórico Nacional y en el Museo del Carmen de Maipú. Parte de esas viejas residencias ya habían sido demolidas durante las obras de construcción de la gran escala monumental del cerro por el lado de Alameda, en la primera década del siglo XX, pero el resto de ellas desapareció con la construcción de los jardines en los treinta, aproximadamente, ante la necesidad de ensanchar la avenida y mejorar las aceras de este mismo lado del cerro.

domingo, 17 de diciembre de 2017

SELECCIONES DE RAÚL MORALES ÁLVAREZ (PARTE VII): "SEMANA SANTA 'A LA CHILENA'"

Un "cucurucho" y un "paco" entre penitentes de sociedades religiosas en 1859, según Moisés Vargas en "La diversión de las familias. Lances de Noche Buena" (Instituto de Investigaciones Histórico-Culturales de la Universidad de Chile, 1954).
Este texto es parte de una selección de artículos del periodista chileno Raúl Morales Álvarez. Originalmente, fue publicado con el pseudónimo Sherlock Holmes en 1967, en el diario "El Clarín" de Santiago. En él encontramos interesantes comentarios e información sobre el "cucurucho" y la razón que pudo determinar el ocaso de la tradición. Este texto pertenece a un proyecto de la Agrupación Cultural El Funye, exclusivamente dispuesta para los lectores de este blog.
Hoy comienza la Semana Santa con el Domingo de Ramos y la nostalgia de Jesús en el corazón del hombre.
De nuevo las sandalias del Nazareno dejarán su huella iluminada en todos los caminos.
El prodigio de un poderío místico y antiguo se reitera cada año en esta semana universal de Cristo. Con el Domingo de Ramos se vuelve a sentir a Jesús entrando a Jerusalén por la Puerta del Cordero, con el paso seguro para marchar hacia su sacrificio, crucificado entre dos ladrones.
El perenne drama de Semana Santa se mostrará en los días venideros. La plural religión de la familia humana contemplará la tragedia. El aliento de Cristo viene como un aroma a través del tiempo para embargar al mundo.

lunes, 11 de diciembre de 2017

PEQUEÑO LUGAR CON MUCHA HISTORIA: LA PLAZA EL PEDREGAL EN LA REMODELACIÓN SAN BORJA

La Plaza el Pedregal vista desde las pasarelas, con su minúsculo jardincito verde al lado derecho del encuadre. Fuente imagen: Plataforma Arquitectura.
Coordenadas: 33°26'28.44"S 70°38'19.88"W
Al centro de las torres de la Remodelación San Borja de Santiago, a pocos metros del parque del mismo nombre y en la explanada que se forma entre pasarelas y escalinatas, está una pequeña y sencilla plaza que parece un oasis verde de palmeras pequeñas y arbustos. Luce aislada entre el cemento dominante del entorno, allí en la cuadra de Portugal entre Carabineros de Chile y Marcoleta, sector rasgo duro interrumpido sólo por grandes maceteros con vida vegetal. Es la Plaza El Pedregal, bastante conocida entre estudiantes universitarios y residentes del sector.
La placita rinde tributo a su nombre con algunas piedras y rocas rodeando su círculo de césped, que parece más bien un modesto jardincillo perdido entre los edificios. Se llega a ella siguiendo al ruta peatonal entre las torres 4, 5 y 6, subiendo por las escaleras hacia la explanada del conjunto residencial. Suele haber estudiantes de las dos principales casas universitarias chilenas allí, ambas con sedes en el entorno. Además (y no fingiré desconocerlo), justo enfrente de ella se ubicó una conocida botillería del barrio: la "Nueva Generación", nombre que aludiría a su principal clientela, suponemos. Este paisaje era el mismo en que solía desplazarse, hasta su reciente fallecimiento, el querido mendigo y personaje popular santiaguino conocido como el Divino Anticristo, habitante de estas calles.
Retrocediendo por el tiempo y en los orígenes del nombre de la plaza, sabemos que allí existió la llamada Calle Pedregal o Del Pedregal, que nacía en el borde de la Alameda de las Delicias y corría hacia el Sur justo hasta el sector en donde ahora está la misma plaza, doblando en ángulo recto hacia el poniente. A su vez, su nombre provendría del título El Pedregal, que se daba antaño a este sector junto a la Alameda de las Delicias, poco antes de cruzarse con el Cerro Santa Lucía.
No sabemos si el curioso nombre, El Pedregal, esté asociado al apellido de algún residente. Quizás se debía a la presencia de grandes depósitos de piedras en el terreno primitivo, probablemente usadas para extracción de material de construcción y asfaltado de calles, como sucedía en el río Mapocho. Esta característica está relacionada con el origen mismo de la Cañada de Santiago, en donde estará después la Alameda, que se supone surgida como un brazo desaparecido del mismo río y que, según autores como René León Echaíz, ya se extinguía cuando fue fundada la capital chilena. Un pedregal que habría dado origen al topónimo, entonces, pudo haberse formado allí a partir de los antiguos arrastres y acumulaciones traídas por aquel cauce, que además no eran escasos en el trazo de la Cañada.

viernes, 8 de diciembre de 2017

LOS COLORES DE DOÑA CLARA: LAS ARTESANÍAS DE RARI EN EL CENTRO DE SANTIAGO

Coordenadas: 33°26'15.70"S 70°39'9.19"W (puesto de ventas)
Sin ser santiaguina nativa, doña Clara Luz Sepúlveda Guzmán se ha vuelto parte del paisaje diario y una característica del centro de la capital chilena, con su puesto ahí a espaldas de la Catedral Metropolitana durante la semana y, en los días sábados, en un sitio del Paseo Huérfanos a pocos metros de Ahumada, en este caso "parchando" en la calle, con su preciosa mercancía sobre un paño.
Es imposible no advertir su colorido y rústico mostrador, colmado de figuritas de diferentes tamaños con miniaturas de ángeles, libélulas, palotes, caballos, pájaros, gallos, gansos, lagartos, hadas, ratones, sombrillas, paraguas, brujas, lagartos, collares de flores, canastillos, abejas, mariposas, elefantes, campesinas, personajes costumbristas y otros motivos, mientras ella misma teje atrás-con sus diestras manos- los crines de cola del caballo que dan vida a tan singular tradición de artesanía chilena.
Un relato breve referido a ella, en el concurso "Santiago en 100 palabras", fue escogido de entre 44.081 concursantes y premiado con el primer lugar por el jurado del año 2009, integrado por Marcelo Simonetti, Roberto Fuentes y Carmen García. La artesana atesora una copia casi como un diploma, orgullosa, llevándolo con ella también entre sus arco iris de crines y herramientas de tejer. El minicuento se titula "La desordenada", y pertenece a Nathalie Moreno, por entonces de 41 años y residente en La Reina:
A doña Clara te la encuentras en la esquina de Bandera con Catedral. Se la pasa tejiendo animalitos con coloridas hebras de crin de caballo que ella misma tiñe. En un trapo extendido en la vereda descansa su delicado zoológico, el que se niega a pinchar con alfileres aunque se le vuele. Por eso, día por medio, a un taxista le golpea el vidrio una libélula azul o a una señora pituca le pega en el ojo una ranita anaranjada. Doña Clara no hace ni el amago de rescatarlas. Se ríe no más de la cara que pone la gente.