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sábado, 28 de octubre de 2017

VAMOS HOJEANDO UN LIBRO NECESARIO: "ESCULTURA SACRA PATRIMONIAL EN SANTIAGO DE CHILE SIGLOS XVI AL XX"

El pasado jueves 5 de octubre de 2017, asistí a una interesantísima e ilustrativa charla realizada a las 19 horas, en el Gran Salón del Museo de Arte Colonial del Convento de San Francisco de Santiago, evento convocado por su director, Fray Manuel Alvarado OFM, en la que expusieron los Claudio Díaz Vial, Loreto Solís Petersen y Felipe Poblete Rivera. Los tres investigadores tuvieron un lugar protagónico en el proyecto que dio origen al libro "Escultura Sacra Patrimonial en Santiago de Chile siglos XVI al XX", que da contenido y título a la charla de marras.
Había algo casi de recurrencia histórica en esta presentación, pues se recordará que la Capilla de la Soledad, primitivo templito anterior al de la Iglesia de San Francisco que ocupa su lugar y en cuyos claustros estábamos reunidos con motivo de la ponencia, era el punto de inicio de las celebraciones protocolares de la Semana Santa en el Santiago de la temprana Colonia. Además, esta iglesia franciscana alberga a la Virgen del Socorro, la primera figura religiosa llegada a Chile y de la que ya hablaremos más.
Antes de entrar en su materia más fluida, sin embargo, cabe señalar que este grueso libro fue publicado en septiembre de 2016 y había tenido ya una muy comentada presentación en el Museo del Carmen de Maipú. Participaron en él varios investigadores, algunos de cuyos nombres ya hemos paseado antes por las páginas de este blog a propósito de otros temas culturales o patrimoniales: Claudio Díaz como autor y director del proyecto, Loreto Solís en fotografía y edición general, María Soledad Valdés en gestión cultural, Pilar de Aguirre y Jonathan Lukinovic en edición de textos, David Vera en retoque y edición digital. Cuatro años de trabajo están reunidos en este grueso encuadernado, involucrando muchas horas de traslados, visitas en terreno, fotografía y estudio.
Los investigadores que participaron del trabajo, además de Díaz y Poblete, fueron Catalina Aravena Soto, Juan Eduardo Cabezas Cáceres, Isabel Cruz de Amenábar, Alejandra Fuentes González, Fernando Guzmán Schiappacasse, Fernando Imas Brügmann, Mario Irarrázabal Covarrubias, Gisela Kronenberg, Lina Nagel Vega, Juan Manuel Martínez, Hernán Ogaz Basualdo, Katherine Quinteros Rivera, Rafael Ramos Sosa y Mario Rojas Torrejón. La presentación editorial pertenece a doña Marta Cruz-Coke de Lagos, Presidenta de la Corporación del Patrimonio Religioso y Cultural, y el prólogo quedó a cargo del arquitecto e historiador, el Padre Gabriel Guarda Geywitz OSB, Presidente de la Comisión de Bienes Culturales de la Iglesia Católica.

miércoles, 18 de octubre de 2017

EL EVANGELIO SEGÚN EL DIVINO ANTICRISTO

El Divino Anticristo con su característico ropaje y carro de supermercados. Fuente imagen: elmundosinbrando.cl. Desconozco quién es el autor de esta bella fotografía (agradecería el dato si alguien lo conoce).
Coordenadas:  33°26'23.50"S 70°38'27.74"W (lugar donde ponía su "negocio")
Hace unos pocos días falleció el Divino Anticristo, ese personaje que por tantos años ya hormigueaba por el vecindario universitario de la Remodelación San Borja y quien, cruzando la Alameda, paseaba su carrísimo entre la recreación de calle Lastarria, en el Barrio Bellas Artes. Estaría demás decir que quizás se trate de unos de los callejeros más misteriosos pero interesantes de la historia urbana chilena, y del que -como suele suceder- se han tejido cantidades de leyendas, creencias y enigmas.
Con su partida, el Divino Anticristo ha pasado a ser parte de un selecto club de personajes de la calle o la vida popular que, sin proponérselo, han dado identidad a generaciones completas de las respectivas ciudades que habitan. Personajes sumidos en su locura y en su mundo, con un pie en otra dimensión de la comprensión o los convencionalismos. Sin caer en zafarranchos de adulación, hay un aporte cultural e identitario no bien reconocido en esta clase de sujetos; aporte desconcido, principalmente, porque se los quiere mirar sólo como seres frikis de colección sociológica o bien, en el otro extremo, recargándolos de una exagerada pseudopoesía bohemia.
El errante hombre de vestimentas ambiguas se une, ahora, a la memoria de otras de las enigmáticas rara avis que han dejado su huella en las ciudades chilenas y que ya se marcharon, como el querido Rambo Vadulli (José Miguel Dodds Laspiur) de Arica, el Doble de Farkas (Camilo Anuch Alaff) de Iquique, el Car'e Muela (Jorge Barraza Faune) en Antofagasta, Jerémías "Súperman" Varela de Vallenar, Don Pascual de Copiapó, el mítico Loco Pancho (Hendrix Francisco Tabilo) en La Serena; el inocente Loco José de Vicuña; el Ermitaño de Las Chilcas en Llay-Llay, el inolvidable Último de los Mohicanos de la Iglesia de San Francisco, el Cerrajero con su casa rodante verde de madera en San Diego y el predicador Gloria al Pulento (Raúl Gutiérrez Gutiérrez) en Santiago; La Bombera (Elsa Irene Véjar Pérez) que paseaba su uniforme por Los Ángeles, el extravagante y anciano Santiago Salvador (Santiago Salvador Gavilán Palacios) de Temuco; el vendedor callejero Patita Nanay de Puerto Montt, El Venegas (Pedro Ismael Venegas Tureuna) de Ancud, El Tío Ramón Belmar de Coyhaique y Sergio Checho Mansilla de Punta Arenas, entre muchos otros.
Conocí relativamente bien a José Onofre Pizarro Caravantes, el autodenominado Divino Anticristo, durante el tiempo en que ya hacía su fama en las calles de Portugal, Marcoleta, Victoria Subercaseaux y José Victorino Lastarria. Fue mi vecino en un período de varios años, de hecho: primero durante mi último trazo de vida trabajando en diseño gráfico en una agencia del sector, y después siendo yo residente estable del mismo barrio por donde paseaba su carrito de supermercado, a veces dos atados por los extremos... Años en que la proximidad inmediata al Archivo Nacional y a la Biblioteca Nacional me permitieron dar vida a este mismo blog, dicho sea de paso.