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martes, 7 de junio de 2016

MOSAICOS, BALDOSILLAS Y AZULEJOS: INVENTARIO URBANO CON LAS HUELLAS DEL CLÁSICO GRES CERÁMICO

Catálogo de productos de IRMIR. Fuente imagen: ponencia para el V Taller de Idis (Argentina) de Rodrigo Vera Manríquez, del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
Ya publiqué acá un artículo sobre la campaña para salvar el mosaico muriglas de la empresa IRMIR que recubrían originalmente las primeras estaciones del servicio Metro de Santiago inauguradas entre 1975 y 1980 en las líneas 1 y 2. Como se recordará, estas teselas y baldosas de los mismos juegos decorativos, conocidos como gres cerámico, eran fabricadas principalmente por aquella empresa, seguida de la firma Fanaloza.
El mayor crecimiento de la empresa IRMIR parece estar con su participación en proyectos de la Corporación de Vivienda, la Corporación de Mejoramiento Urbano y el Metro Santiago. Una generación de importantes edificios y obras públicas llevan así su huella en revestimientos de teselas y baldosillas, dando una característica al recubrimiento mural de la época muy práctico, además, pues ahorraba repetir manos de pinturas por paso del tiempo y resultaba muy cómodo al higiene y aseo. Anótese a esto el valor agregado que daba el trabajo de colocación de estas piezas, sumando miles de horas hombres en cada proyecto.
Sin embargo, al desaparecer la principal empresa fabricante hacia inicios de los ochenta y terminar con ello la producción de estos modelos de gres cerámico que se combinaban con otros productos de revestimientos de Fanaloza y Muriglas, su estética y característica quedaron condenados a asociarse a sólo una época, regazándose con ello en el tiempo y culminando su esplendor como recurso ornamental y utilitario. Así, sus vestigios quedaron dispersos y huérfanos por todo Chile, perdiéndose muchos de ellos en las décadas transcurridas hasta hoy, como fue el caso del edificio comercial de la esquina Norponiente de Bandera con Catedral, demolido en 2013 (tenía teselas celestes y baldosas cuadradas verde oscuro en diseño de relieve).
En esta entrada quiero hacer un pequeño registro de las huellas que quedan de las teselas, baldosines y mosaicos de revestimiento como los que dieron prosperidad a compañías como IRMIR y otras del rubro, sobreviviendo en calidad de testimonios palpables de algo que podría haber llegado a constituir parte de la identidad del diseño urbano en nuestro país, pero que se vio trucado por la desaparición y retroceso de la industria.

lunes, 6 de junio de 2016

LOS KIOSCOS FRANCO-VICTORIANOS QUE TUVO SANTIAGO

Kiosco frente al viejo Portal Edwards. Fuente imagen: Flickr de Santiago Nostálgico.
Un gran error cometido por la ciudad de Santiago con respecto a su mobiliario y equipamiento urbano, quizás haya el retiro sin renovación de los antiguos kioscos y garitas para los comerciantes del sector céntrico, bellezas de ferretería que provenían de la escuela de arquitectura en hierro popularizada por Eiffel y que representaron también una interesante influencia del estilo victoriano en Chile, aunque cronológicamente un poco regazado y muy afrancesado, como fue la tendencia del diseño en el cambio de siglo. Su presencia fue tan penetrante en la ciudad que incluso ha seguido repitiéndose tenuemente la línea que se heredó de estos modelos en kioscos posteriores de paseos y parques públicos.
Ya he comentado que estoy dedicando este blog más a enfoque de viajes que de investigación propiamente dicha, así que -por razones de tiempo y de disponibilidad- no he podido hallar ni salir a buscar mucha información adicional sobre estos kioscos antiguos, pero creo que puedo compartir algo sobre los mismos con lo que ya tengo a mano, a través de esta entrada.
Echando cuentas, el estilo de estos kioscos se hizo popular especialmente después de la gran revolución urbanística del Intendente Benjamín Vicuña Mackenna, extendiéndose hasta la época del Primer Centenario, aproximadamente, época en que se vuelven muy comunes. Por esta razón, eran muy semejantes en detalles y en su propio contexto de época a la línea estilística que se observa en el Mercado Central hecho por la firma escocesa Messrs, Laidlaw & Sons en 1872, o de la Estación Central de Santiago, de la  compañía francesa Schneider & Cie. de 1897, aunque la ciudad continuaba mostrando la presencia de estas estructuras en sus principales calles y avenidas centrales todavía hacia los años treinta, cuando ya había entrado el movimiento art decó y otras expresiones más recientes del modernismo.

sábado, 4 de junio de 2016

LA CORTA VIDA DE UN GRAN OBELISCO EN LA ALAMEDA DE LAS DELICIAS DE SANTIAGO

El obelisco, decorado con banderas y listones, en el día de su inauguración el 18 de septiembre de 1859 (lleva una anotación a mano con esta fecha). Vista hacia el poniente, con el campanario de la Iglesia de San Diego a la izquierda, donde ahora está la Universidad de Chile. Fuente de la imagen: Memoriachilena.cl.
Coordenadas:  33°26'36.90"S 70°38'56.30"W (ex ubicación)
En algunas fotografías históricas de Santiago, probablemente las que estén entre las más antiguas de la Alameda de las Delicias, se puede apreciar un enorme obelisco o "pirámide" oscura, ubicada cerca del Convento de San Francisco, estructura cuyo origen y época han sido prácticamente olvidados en nuestro tiempo. Aunque tuvo corta vida o acaso fue solo temporal, para las fiestas de ese año, su valor para la memoria urbana está en haber sido una de las primeras experiencias conmemorativas de la República de Chile, sin embargo.
La aparición de este obelisco coincide con un período de mejoramiento de la Alameda de las Delicias y de su ornamentación, hacia la proximidad del aniversario número 50 de la Declaración y Primera Junta de 1810. La idea de levantar una obra así parece haber sido propuesta por el arquitecto francés contratado por el Gobierno de Chile, Claudio F. Brunet Desbaines, quien en carta al Ministerio de Instrucción Pública de 1849 ya sugería la necesidad de hermosear la Alameda con algo que conmemorara la Independencia de Chile. A partir de esta proposición se pudo haber llegado al obelisco, cuyo objeto de homenaje era precisamente el sugerido.
Cursado el proyecto, comenzó a ser levantado en albañilería y montaje justo hacia el sector de la Iglesia de San Francisco, más específicamente al centro del bandejón cerca de la esquina de calle Estado, donde estuvo tiempo después la Pérgola de las Flores con su pileta central. Sería llamado Obelisco de la Junta, refiriéndose a la Primera Junta de Gobierno del 18 de septiembre, simiente del proceso de emancipación que culminaría en la Independencia de Chile. El número del histórico año de 1810 destacaba en sus inscripciones, seguido de homenajes a los integrantes de aquella junta y su iniciativa.