
Catálogo de productos de IRMIR. Fuente imagen: ponencia para el V Taller de Idis (Argentina) de Rodrigo Vera Manríquez, del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
Ya publiqué acá un artículo sobre la campaña para salvar el mosaico muriglas de la empresa IRMIR que recubrían originalmente las primeras estaciones del servicio Metro de Santiago inauguradas entre 1975 y 1980 en las líneas 1 y 2. Como se recordará, estas teselas y baldosas de los mismos juegos decorativos, conocidos como gres cerámico, eran fabricadas principalmente por aquella empresa, seguida de la firma Fanaloza.
El mayor crecimiento de la empresa IRMIR parece estar con su participación en proyectos de la Corporación de Vivienda, la Corporación de Mejoramiento Urbano y el Metro Santiago. Una generación de importantes edificios y obras públicas llevan así su huella en revestimientos de teselas y baldosillas, dando una característica al recubrimiento mural de la época muy práctico, además, pues ahorraba repetir manos de pinturas por paso del tiempo y resultaba muy cómodo al higiene y aseo. Anótese a esto el valor agregado que daba el trabajo de colocación de estas piezas, sumando miles de horas hombres en cada proyecto.
Sin embargo, al desaparecer la principal empresa fabricante hacia inicios de los ochenta y terminar con ello la producción de estos modelos de gres cerámico que se combinaban con otros productos de revestimientos de Fanaloza y Muriglas, su estética y característica quedaron condenados a asociarse a sólo una época, regazándose con ello en el tiempo y culminando su esplendor como recurso ornamental y utilitario. Así, sus vestigios quedaron dispersos y huérfanos por todo Chile, perdiéndose muchos de ellos en las décadas transcurridas hasta hoy, como fue el caso del edificio comercial de la esquina Norponiente de Bandera con Catedral, demolido en 2013 (tenía teselas celestes y baldosas cuadradas verde oscuro en diseño de relieve).
En esta entrada quiero hacer un pequeño registro de las huellas que quedan de las teselas, baldosines y mosaicos de revestimiento como los que dieron prosperidad a compañías como IRMIR y otras del rubro, sobreviviendo en calidad de testimonios palpables de algo que podría haber llegado a constituir parte de la identidad del diseño urbano en nuestro país, pero que se vio trucado por la desaparición y retroceso de la industria.