
Coordenadas: 33°26'36.55"S 70°38'51.89"W (Ubicación de la tumba)
En medio de un período de vaivenes impetuosos del río Mapocho y de la lucha de las fuerzas de orden de los tajamares contra las entropías destructivas de sus aguas, en el siglo XVII, el barrio de La Chimba recibe una extraña pero formidable visita: Pedro de Bardeci y Aguinaco, un hombre alto, blanco y de corpulencia vasca, que viene agitado atravesando el lecho para ir hasta la Recoleta de San Francisco.
El recientemente llegado acaba de cumplir la estricta regla de pobreza de San Francisco de Asís, regalando a los pobres todas sus posesiones. Según la "Historia y devociones de la Recoleta Franciscana de Santiago de Chile (1643-1985)" de Fray Juan Rovegno S., la formalización de su renuncia a todas sus posesiones materiales la hizo ante notario el día 23 de abril de 1675. Y aunque quizás no lo sabe, la nómina milagrosa y taumaturga de recoletos iniciada por el Negro Andrés de Guinea, sumaría con él otro tremendo referente, al convertirse Fray Bardeci (también escrito Bardesi) en el Primer Venerable en Chile, teniendo en algún momento las más serias posibilidades y razones para aspirar a la canonización aunque su proceso hoy esté detenido. Como sucede también con el Negro Andrés, además, es otro caso que antecedió a la santidad de Fray Andresito en la comunidad de recoletos franciscanos de Santiago de Chile.
Al lograr audiencia con el Guardián de la Casa, Fray José de Valenzuela, el visitante no reserva respiro en manifestarle entusiastamente su ánimo. Es natural de Orduña; venía desde Potosí para cumplir con la voluntad de ponerse a santa disposición de la Casa de Nuestra Señora de la Cabeza, en la Recoleta de San Francisco. Seguramente, el sujeto de unos 30 años a la sazón, ocultaría por prudencia, mientras tanto, el que la decisión de ingresar a los recoletos no era exactamente suya, sino voluntad de la mismísima Virgen María según confesó después.
Pedro de Bardeci había nacido en Vizcaya, España, el día 6 de abril de 1641. Por voluntad de su padre viajó a México con sus dos hermanos para dedicarse al comercio. Allá hizo sociedad con un rico vecino, pero no tardó en revelarse al sucio negocio especulativo de lucrar con productos de vital importancia para la gente más pobre y menesterosa, abandonándolo y dedicándose, a continuación, a la venta de tabaco.