
Carretones areneros del sector Cerro Navia (Fuente: "Mapocho: torrente urbano")
Éste es uno de los pocos artículos que me iban quedando inconclusos y que he ido rescatando de archivos viejos este año, para reponer la periodicidad este blog a falta de textos nuevos. Lo publicaré con actualizaciones y fotografías que me faltaba conseguir y que he ido tomando recientemente, en especial durante la última Fiesta de Cuasimodo. Lo completaré con información de la que dispongo ahora, para hacerlo más preciso y extenso.
No puedo garantizar qué suceda después con este blog, por cierto, cuando se me terminen los textos que tenía reunidos y pendientes de publicar, pero ya es claro que no puedo cerrarlo por la lealtad que algunos lectores han tenido con el mismo y que me han hecho reponerlo ya en dos ocasiones en que he intentado bajarlo y terminar de "liberarme" de estas responsabilidades. El blog se mantiene, en otras palabras, pero no puedo garantizar la continuidad periódica de publicaciones que tuvo en el pasado y creo que comenzaré a incluir temáticas de viajes, no sólo de investigación, por lo mismo.
Entrando ya en materia, el muy evidente poco afecto de los chilenos hacia las prendas de colores o recargadas se compensa con una curiosa inclinación nacional a drenar por otras vías el contenido amor a los colores y el casi tropicalismo reprimido en aspectos decorativos, con manifestaciones donde el exceso de elementos y de colores son parte del sello en la ornamentación de -por ejemplo- los antiguos microbuses del sistema de locomoción colectiva y sus clásicos carteles de recorridos, o las animitas levantadas a los fallecidos, o las ramadas y fondas de Fiestas Patrias, las carpas y comparsas de la cultura circense, las fachadas de villas populares y ciertos negocios del comercio de barrio.