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viernes, 24 de mayo de 2013

LA EXPRESIÓN POPULAR "MÁS ARREGLADO QUE CABALLO DE CUASIMODO"

Hace poco fue la folklórica Fiesta Religiosa de Cuasimodo, con sus características caravanas de cofradías y feligreses montados en carretas y caballos. Un elemento de esta fiesta nos ha dejado una curiosa expresión en el lenguaje popular chileno.
Sucede que alguien notó alguna vez la parafernalia y accesorios decorativos con que son arreglados los equinos en esta celebración, generalmente con cintas, cortinas, flores, plumas, banderines y cucardas dándoles un aspecto casi de carro alegórico en un pasacalles, y nació así la expresión “más arreglado que caballo de Cuasimodo”.
A esta frase se la invoca cuando algún negocio o apuesta no huele bien, motivando sospechas de “arreglines” entre los involucrados. Hay instancias donde es casi tradición este arreglo bajo cuerdas y a espalda de la honestidad, más grande y evidente que “caballo de Causimodo”: las apuestas de las carreras a la chilena, por ejemplo. Antes era el lucrativo juego de “La Pirámide” (lucrativo para el que estafaba). Algunas operaciones de remates también tiene pésima fama, o ciertas licitaciones realizadas entre productores u organizadores de determinados encuentros.

miércoles, 22 de mayo de 2013

CRÓNICAS DE LA FLORIDA: EL BODEGÓN DE LA SALLE, YA NO ES LO QUE ERA

El Bodegón de La Salle visto desde los balcones de la casona o mansión del colegio, hacia 1994, poco antes de su destrucción.
Coordenadas: 33°32'40.55"S 70°33'52.90"W
Tierras extrañas eran aquellas, en el ex paisaje rural de Macul, La Florida y Puente Alto, mucho antes de que sus campos acabaran fagocitados por el crecimiento de la ciudad. Territorios curiosos, en los que se mezclaba el aire de la vieja postal suburbana de la Zona Central y la precordillera (a la que ya me he referido recordando algunos hitos de la avenida Rojas Magallanes Oriente) con ancestrales caminos de viajeros y arrieros coloniales, atravesando los Andes desde y hacia el lado argentino por el Cajón del Maipo. Entre los vestigios de entonces, aún está el antiguo puente de cal y canto sobre el Canal San Carlos. Todo sazonado con un catálogo no escrito de leyendas y tradiciones varias.
Antiguos viñedos y bodegones hoy repartidos en distintos estados de conservación por esos territorios, fueron parte de este mismo paisaje ancestral de los suburbios de Santiago: desde el Castellón de la Viña San Carlos de Puente Alto o el sencillo y relicario bodegón de la avenida Los Toros, hasta las fastuosas instalaciones de las viñas de la Concha y Toro hacia Pirque, epicentro de esta actividad en la zona.
Uno de estos vestigios del enorme pasado agrícola y vitivinícola al Sureste de la ciudad, fue un enorme y vetusto bodegón de adobe y gruesos soportes de madera, con una gran cruz en sus enormes y pesadas puertas, que se hallaba en lo que antes habían sido los patios y campos del Instituto de La Salle en la comuna de La Florida.
El gigante dormía el sueño de los justos por el sector de la avenida La Florida, por una calleja a medio pavimentar hacia el interior de lo que ahora es la calle Santa Amalia al poniente. Hoy es un sector muy urbanizado, pero por mucho tiempo estuvo reducida a sólo un miserable y triste sendero interior de tierra, que bordeaba después las rejas del límite de los terrenos donde los sacerdotes instalaron su conocido centro educacional en los años cincuenta.

martes, 21 de mayo de 2013

DEL "PAJAREO" AL "PAJARÓN"


Hoy pude ver cómo tropezó y cayó duramente al pavimento una dama invitada a un acto público del Centro de Santiago, por estar mirando hacia lo alto de un monumento conmemorativo mientras caminaba alrededor del mismo.
Además de romperse una media, hincharse la rodilla y tener que pasar unos minutos en una ambulancia dispuesta de manera previsora en el lugar, no parece haber quedado con mayores averías. Sin embargo, su accidente me hizo recordar la razón precisa por la que el verbo pajarear pasó a referirse también al acto de andar distraído y desconcentrado en una situación que, eventualmente, pudiese provocar un riesgo o situación desafortunada.
Pajarear es, originalmente, el acto de salir a cazar pájaros, con honda, flecha o arma de fuego. Sin embargo, como este desafío involucra el tener que moverse mirando hacia arriba y esculcando entre copas de árboles y ramas, desatendiendo bastante los detalles del camino y exponiéndose a eventuales tropiezos o caídas, pajarear se hizo sinónimo también de andar distraído o divagando, con la razón dormida y el estado de alerta anestesiado.

domingo, 19 de mayo de 2013

ORIGEN DEL NOMBRE DE LA CALLE BANDERA: EL ABUELO DEL CAPITÁN PRAT Y SU LEGADO EN LA MEMORIA REPUBLICANA DE SANTIAGO

Ilustración con la antigua vista de la calle Bandera hacia el Norte, aproximadamente donde estaba el negocio de don Pedro Chacón. Al fondo se puede observar la silueta de la Iglesia de la Compañía de Jesús, destruida por el fatídico incendio de 1863.
Coordenadas: 33°26'23.29"S 70°39'8.38"W (ex ubicación, aproximada)
Es algo ya comentado alguna vez el que la figura del Capitán Arturo Prat Chacón, como máximo héroe nacional y próximo al nuevo aniversario del 21 de mayo en Iquique, ha sido tan potente y destellante en el contexto de la conmemoración histórica y de nuestra construcción heroica, que ha eclipsado en parte la luz presencial de otras figuras con su propia participación en la gesta. En efecto, la efigie de Prat fue haciendo que algunas de aquellas dependan sólo de su relación o vinculación con el sacrificio del insigne marino chileno, como sucede de alguna manera a la imagen del Guardiamarina Riquelme, el Teniente Serrano o el corneta Cabrales en la propia "Esmeralda", o en la otra parte de este esta misma gesta naval al Comandante Condell y hombres garantes de su extraordinaria hazaña en Punta Gruesa, como el Capitán Orella o el grumete Bravo con su legendaria puntería.
Puede decirse que quizá suceda algo parecido con el abuelo materno de don Arturo, cuyo recuerdo queda reducido muchas veces a sólo ser un dato biográfico como ancestro del héroe de Iquique desconociéndose, en gran parte, el brillo propio que tiene este personaje en las crónicas y relaciones históricas, especialmente para la ciudad de Santiago.
Tanto es así que en el lugar donde estaba su quinta en Providencia, donde hoy se pueden ver las palmeras de la Plaza Juan XXIII, un monumento conmemora en el sitio sólo el paso de don Arturo Prat durante su infancia por el mismo, sin mencionar el nombre del ilustre abuelo dueño de la desaparecida propiedad. Un legado importante para nuestra historia republicana es lo que hay en él, sin embargo, reflejado en el nombre que recibió una de las calles más importantes de la capital chilena.
Este pequeño artículo es un esfuerzo es por enfatizar el legado histórico que el abuelo de Prat logró dejarle a la ciudad, por méritos propios y también por las fortunas de las circunstancias relativas a su época.

EL "COCHINO" EN LA JERGA COA

Los "flaites" y los delincuentes juveniles suelen ser los más tildados ofensivamente de "cochinos culiaos" en la jerga de la cárcel, por los "choros" comprobados y que suelen mirarlos con desprecio. Estos personajes fueron retratados por el periódico "The Clinic". 
Acabo de terminar de ver una edición del programa policial “133” de canal Mega, donde pudieron apreciarse dos mujeres del bajo pueblo lanzándose un rosario de insultos y amenazas, entre los que destaca el “cochina cul…”. Me acordé -por lo mismo- que, hace unos pocos años, supe del origen del concepto “cochino cul…” tan popular entre algunos personajes del hampa para denostarse entre sí.
El insulto tiene que ver sólo parcialmente con nuestra apelación corriente al cerdo, al cochino, para señalar a gente de escaso apego al aseo corporal. Proviene en realidad de los lenguajes marcadamente jerárquicos que reinan en “la cana”; es decir, en la comunidad penitenciaria. Se aplica generalmente para poner en su lugar a un "picao a choro" (personaje que intenta verse temible y aguerrido, sin serlo) que en realidad valle callampa en el ambiente y carece de toda fama real (jerga coa).
A mayor abundamiento, el asunto es así: en la cárcel, los reos de más bajo rango y los “giles pasa’os pa la punta”, suelen ser hostigados en los comedores, patios, baños y especialmente en las duchas por los demás prisioneros, así que las evitan y a veces ni siquiera se les permite acceso a estos servicios si pretenden usarlos junto con el resto de los presos presentes, de mayor rango, bajo amenaza de agresiones y hasta violación (el clásico chiste del jabón). Sobre esto último, uno de los peores terrores en las duchas para estos tontos "picaos a choro" es esa posibilidad de ser objeto de una agresión sexual, por lo que este miedo termina siendo una de sus principales motivaciones para evitarlas.

martes, 14 de mayo de 2013

UNA TRADICIÓN DE CUATRO SIGLOS: LA PROCESIÓN DEL SEÑOR DE MAYO

Ilustración de la primera procesión del Señor de Mayo, en revista "En Viaje" de 1960.
Coordenadas: 33°26'26.57"S 70°38'55.76"W (Iglesia de San Agustín)
El recién pasado lunes 13 de mayo tuvo lugar la Procesión del Señor de Mayo, que se considera la más antigua que tiene lugar en Chile, atrayendo una gran cantidad de público en la breve hora que dura su ruta por el sector más céntrico de la ciudad de Santiago. La ocasión tuvo la particularidad de coincidir con los 400 años de la imagen devocional, fabricada en plena Colonia.
Esta tradición también ostenta la que probablemente sea la más antigua de las cofradías existentes en Chile, misma encargada de sacar en andas al Señor de la Agonía, aunque existe cierta informalidad alrededor de las mismas y de sus membresías, si se la compara con el rigor casi estatutario de otras sociedades religiosas existentes en Chile.
Aunque su antigüedad en el continente es superada por casos del siglo XVI, como el de las Fiestas de Popayán en Colombia o el Santo Entierro de Santo Domingo en Guatemala, el origen de la Procesión de Mayo en Santiago tiene una interesante analogía con la de las Fiestas del Señor de los Milagros de Perú: el culto alrededor de una imagen de Cristo en un muro que quedó en pie dentro de un destruido altar, tras un terremoto que echó al suelo todo el resto de la ciudad (mayo de 1647 en el caso chileno y noviembre 1655 en el peruano), curiosamente un día 13 en ambos casos, número fatídico para los supersticiosos.

lunes, 13 de mayo de 2013

LOS MISTERIOS DE UNA ANTIGUA ESTATUA PERDIDA A LA "CONFEDERACIÓN AMERICANA"

La estatua "Confederación Americana, al centro del bandejón y paseo de la Alameda de las Delicias. Al fondo, se observa lo que podría ser la torre de la Iglesia de San Francisco.
Coordenadas:   33°26'38.57"S 70°39'4.25"W (aproximadas)
En un breve lapso del siglo XIX, en el antiguo paseo central de la Alameda de las Delicias existió un monumento de buenas proporciones y altura pero hoy casi desconocido y del que se recuerda muy poco, correspondiente a una gran estatua un tanto andrógina de estilo greco-románico heroico, vestida con túnicas y usando laureles en la cabeza. En los días en que escribo estas líneas, justamente, se cumplirán justo 150 años desde que fuera retratada por uno de los primeros fotógrafos documentalistas venidos a estas tierras, en la única imagen realmente importante que se tiene del mismo monumento.
Confeccionada de un material ligero, probablemente combinación de yeso sobre armazones y refuerzos, más un material moldeable, la imagen sostenía en una actitud más bien femenina lo que parece ser un fascio apoyado contra el suelo, con su mano izquierda, mientras que la derecha alzaba gallardamente una antorcha. Desconozco si alguna vez fue alimentado este último instrumento con alguna clase de gas para mantener una llama encendida, pues no se observa en la fotografía rematado por una representación de fuego.

jueves, 9 de mayo de 2013

LOS CEREZOS DEL EX PARQUE JAPONÉS: UNA POCO CONOCIDA HISTORIA DE INTRIGAS, RUPTURAS, VERGÜENZAS Y DISCULPAS

Vista del Parque Japonés, donde ahora está el Parque Balmaceda, hacia 1940. Imagen de la Casa Foto Mora, publicada en el Flickr de Santiago Nostálgico.
Coordenadas: 33°26'9.84"S 70°37'55.23"W (ex Parque Japonés) 33°25'51.10"S 70°37'27.62"W (nuevos cerezos de 2010)
En julio de 2010, ya casi encima de los festejos centrales del Bicentenario Nacional, fueron inaugurados en el lado oriente del Parque Balmaceda, específicamente en la Plaza de la Aviación, los jardines con 200 cerezos donados por miembros de la comunidad japonesa residente en Chile -la colonia nikkei- con un monolito conmemorativo correspondiente. Las partes se rindieron honores mutuamente, se hicieron los gestos de agradecimiento a la representación nipona y ahí siguen hasta ahora estos arbustos sakuras, símbolo de las fiestas de Hanami en Japón y de gran significación artística en la iconografía de ese país.
Estos ejemplares corresponden al científicamente llamado Prunus serrulata, que puede alcanzar siete u ocho metros de altura. Eso, sin embargo, si esta vez se les permite llegar a adultos y no mueren olvidados como otros muy anteriores que hubo en el mismo parque, pues existe una historia previa e importante sobre esta presencia allí que probablemente nadie se interesaría mucho en contar ya, a pesar de que explica perfectamente el porqué de su presencia en este sitio, el porqué de que sean específicamente cerezos y la verdadera limpieza de culpas pasadas que se han hecho tácitamente con este gesto.
Esta larga historia comienza con la primera mitad del pasado siglo, cuando se inicia una gran migración de ciudadanos japoneses hasta América, alcanzando a nuestro país. Aunque Chile no fue un país de particular concentración de estos inmigrantes, como sí lo fueron -por ejemplo- Brasil y Perú, hubo una cantidad relativa de japoneses en el territorio, instalando pequeños negocios o trabajando en actividades vinculadas al rubro salitrero y comercial. Hacia los días del Primer Centenario, ya existen compañías fundadas o traídas por estos viajeros. Ariel Takeda, dice también en su trabajo "Anecdotario histórico: japoneses chilenos", que entre 1903 y 1914 entraron al país 164 de ellos, principalmente desde países vecinos.
Por entonces, había ciertos vínculos especiales entre ambos países en los extremos del Pacífico, además: a un tratado comercial de 1897, se sumaban relaciones especiales entre sus marinas de guerra, como el contacto entre el Almirante Heihachiro Togo y el Capitán Arturo Prat, la facilitación chilena del crucero "Esmeralda III" a Japón en 1895, que fuera rebautizado "Idzumi".

domingo, 5 de mayo de 2013

APUNTES PARA EL RECUERDO DE LA HISTÓRICA TIENDA DE DON JOSÉ MUSA

 
Coordenadas: 33°26'7.10"S 70°39'14.30"W
Entristece ver la antigua y encantadora tiendita de géneros y costuras de don José Musa Llantén, en calle Rosas 1171, convertida ahora en un cascarón vacío y esperando terminar de ser demolido muy pronto. No había nada sorprendente ni inesperado en esto, sin embargo: desde el fatídico terremoto de 2010, era claro que la antigua construcción hotelera con locales comerciales en su primer piso, en la esquina de Rosas con Morandé, no iba a aguantar en pie mucho más, pues sus gruesos murallones quedaron peligrosamente torcidos y su línea de cornisas amedrentaba a los peatones con la pérdida de la rectitud de su geometría.
Hijo de inmigrantes libaneses, aunque don José es habitante de los populares barrios de Gran Avenida, ha sido por décadas uno de los personajes más conocidos de este sector capitalino, pues toda su vida de esfuerzo y trabajo ha estado ligada a estas calles de Santiago. Siempre se apresuró a aclarar que no tenía "nada que ver" con los dueños de la Casa Musa que queda cerca en el mismo barrio, aunque su negocio era llamado con el mismo nombre. Llegó a ser el comerciante más antiguo del sector, según se recuerda, siéndome de enorme ayuda su impecable memoria para mi investigación plasmada en el libro "La vida en las riberas: crónicas de las especies extintas del Barrio Mapocho", que publiqué en versión digital el año 2011.