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lunes, 9 de julio de 2012

UN CARABINERO EN SERVICIO DESDE EL MÁS ALLÁ

Coordenadas: 33°32'37.00"S 70°34'50.26"W
Muchos funcionarios de carabineros muertos trágicamente en servicio, tienen sus respectivas animitas señalando el lugar de su desgracia. Existen varias de ellas en carreteras o ciudades, y algunas han adquirido fama popular importante, como las cuatro animitas de Carabineros de Fuerzas Especiales asesinados en 1984 en un atentado explosivo en Valparaíso, la del Cabo Castillo en la carretera de Antofagasta o la animita del Carabinero Cristián Vera asesinado hace pocos años una noche del 11 de septiembre en Pudahuel.
El hecho de pertenecer a una institución creada para dar un servicio de seguridad y orden público les otorga a estos fallecidos una connotación martirial especial en el credo popular, además de un aura de protección al desvalido, como si la vocación del sujeto siguiera manifestándose más allá de la vida para con la ciudadanía. Por esto, la institución muchas veces asume como suya también la animita de su miembro caído en servicio, adicionando emblemas, banderas, placas o pintando las grutas y casuchas con sus colores corporativos; un pequeño Walhalla personal para el alma del finado.

lunes, 2 de julio de 2012

HUELLAS DE UN TRISTE DÍA DEL TRABAJADOR EN LAS PUERTAS DE SANTIAGO

Imagen de la escena del dramático accidente del Día del Trabajador de 2004 en la Ruta 5, publicada por el diario "La Cuarta".
Coordenadas: 33°21'21.98"S 70°42'17.27"W (aprox.)
Ya comenté algo sobre este infeliz y lamentable caso, cuando me referí a las primeras animitas de carretera que pueden ser vistas en la salida de Santiago por la Ruta 5 Norte. Hoy quiero darle un poco más de espacio a esta terrible doble muerte, señalada en el lugar por un par de animitas mirando de frente el diario ajetreo de vehículos que entran y salen de la urbe.
Revisando archivos de prensa y comparándolos con la ubicación de las animitas en la autopista, pude confirmar que corresponden a las de dos trabajadores de una empresa recolectora, muertos trágicamente a inicios de mayo de 2004 justo en el Día del Trabajo, para cruel ironía del destino. Ambos iban en un camión que se dirigía a la planta de Quilicura, luego que el chofer del mismo recogiera a un amigo con la intención de acercarlo al terminal del cruce San Ignacio, donde éste último trabajaba.