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miércoles, 29 de febrero de 2012

EL PANUL: LA DEFENSA DEL ÚLTIMO BOSQUE NATIVO

Coordenadas: 33°32'6.89"S 70°32'4.06"W (entrada) 33°32'1.97"S 70°31'11.68"W (fundo)
Hubo una época en que los bosques precordilleranos se veían por el contorno del valle de Santiago, mirando hacia las montañas que cercan la ciudad por el oriente. Todos ellos han ido desapareciendo gradualmente, a medida que avanzan los proyectos inmobiliarios cada vez de cota más alta: el antiguo camino hacia la Quebrada de Macul hoy resultaría irreconocible para quien lo haya conocido hasta los años ochenta, mientras que las viejas arboledas del camino hacia Las Vizcachas conservan de aquellos tiempos sólo el trazado donde alguna vez estuvieron.
Ya he comentado en este blog de la cantidad de árboles que había hacia el final de calle Rojas Magallanes, en la comuna de La Florida, conviviendo especies nativas del bosque cordillerano con otros grandes pinos y eucaliptos que quedaban de la época en que muchos estos terrenos se relacionaban con órdenes religiosas allí establecidas. En los bordes de este tramo del Canal San Carlos, hacia el Sur, y a pesar de la urbanización creciente, todavía es posible encontrar medialunas de rodeo y pequeños bosques de antiquísimos robles y espinos. Otros, cercanos también a la Central Hidroeléctrica de La Florida, ya han desaparecido bajo los últimos conjuntos habitacionales.

martes, 28 de febrero de 2012

LA PLAZUELA DE LA MERCED Y SU ESCULTURA DEDICADA A LA CARIDAD ETERNA

El monumento en 1997, cuando la plaza aún era área verde, aunque los setos de ligustrinas tapaban la base del conjunto haciendo invisible la inscripción del homenaje a doña Antonia Salas de Errázuriz y las flores que allí había (Imagen del diario "La Tercera").
Coordenadas: 33°26'17.75"S 70°38'49.83"W
El monumento de bronce "A la Caridad" se ubica exactamente frente a la Basílica de la Merced, en el cruce de las calles Mac Iver (ex Las Claras) y Merced, a poca distancia de la Plaza de Armas y en el barrio comercial del Centro de Santiago. Estamos tan acostumbrados a verlo siempre que, probablemente, los santiaguinos ni siquiera podamos decir de memoria cuántos personajes tiene en su composición, sin una previa inspección rápida.
Pues resulta que en este sitio, hoy acosado por el concreto y donde la flora se reduce a sólo unos cuántos arbustillos instalados en tiempos recientes (antes tenía césped y matorrales), hubo antes una placilla heredada desde los tiempos de existencia de jardines coloniales de la iglesia, en la actual esquina suroeste del cruce de ambas calles. Las palmeras que se enfilan en esta vereda son quizás un recuerdo reminiscente de aquella época. Es por esa razón que este espacio abierto del barrio se conoce como Plazoleta de la Merced, aunque nos quede poco de ella en los cerca de 585 metros cuadrados que ocupa, especialmente después de su última remodelación que la dejó como plaza dura.

lunes, 27 de febrero de 2012

LA AVENTURA DEL RESTAURANTE & BOITE "WALDORF" EN LA VIEJA CALLE AHUMADA

Coordenadas: 33°26'29.01"S 70°39'2.57"W
Hemos hablado antes de los subterráneos que se encontraban -hasta hace pocos años- en la segunda cuadra de calle Ahumada, cuyo origen se remonta a los tiempos en que aún había tránsito vehicular por la arteria, antes de que la administración del alcalde Mekis la convirtiera en paseo peatonal.
En el número 170, por ejemplo, justo en la entrada del pasaje Bombero Ossa y alguna vez junto al antiguo salón de té santiaguino "Pic-Nic", ya desaparecido, encontraron sede en sus galerías algunos oscuros locales comerciales como un cabaret de dudosa reputación y un salón-academia de pool. Ambos sitios habitan hoy sólo en los recuerdos intangibles de la ciudad. Eran lugares misteriosos, situados bajo el sector más transitado de Santiago Centro que había albergado también a la más famosa de las casas de videojuegos en Chile: los entretenimientos Diana, que alojaron allí hasta 1984 antes de emigrar a otro subterráneo ubicado al frente, en el 131 del paseo, la dirección que nos interesa en este artículo.
Caminando hacia el fondo de las escalas del 131, se llegaba antes al espacioso subterráneo del final del pasillo, sede de un mítico local que ofició como bar-restaurante y salón de té durante el día, y como boîte y salón de espectáculos durante las noches: "Establecimientos Waldorf", nombre que dolerá como puñalada en el alma a los románticos y los nostálgicos bohemios del Santiago que se perdió en la línea inexorable del tiempo.

jueves, 23 de febrero de 2012

UN TEMPLO ESCONDIDO: LA PARROQUIA DE LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

La iglesia del Seminario de Providencia hacia el 1900, en imagen de los bancos fotográficos del Museo Histórico Nacional.
Coordenadas: 33°26'11.24"S 70°37'47.56"W
El templo se sitúa a metros de avenida Providencia, de frente a ésta, en Rodolfo Vergara 0252. Forma parte de una cuadra triangular contorneada por las calles Obispo Pérez de Espinosa, Monseñor Müller y Rodolfo Vergara, junto a la plaza José Manuel Barros y al lado de la esquina ocupada por el ex Palacio Droguett, convertido en centro de eventos y conocido como la Casa de Cristal. Dicen que muchos matrimonios y bautizos celebrados en esta iglesia continuaron con la fiesta respectiva allí mismo, cruzando la estrecha calle.
Estamos a pasos también del Museo de los Tajamares y del empalme de Providencia con Seminario, hacia el Oeste. Cerca, está la hace poco tiempo siniestrada Iglesia de las Hermanas de la Providencia, dos cuadras y media hacia el Este.
El edificio religioso se ve un tanto oculto desde Providencia, por la curiosa forma de las calles y de los otros edificios de tipo residencial que le dan forma a cuadras y esquinas en este sector de la ciudad. Su magnífica arquitectura parece escondida, injustamente, pero le proporciona una situación que le es propia y característica. Las imágenes antiguas muestran un entorno mucho más despejado y sin las rejas que lo rodean, ni la vecina plaza de grandes árboles que hoy dificultan verla por el costado poniente. Se ubicaba, entonces, en un llano relativamente despejado, de modo que su vista debió haber sido mejor y muy despejada desde la antigua calle Providencia, antes que los terrenos fueran fagocitados por el crecimiento de la ciudad y convertidos en barrios.
Su historia no es tan antigua como muchas de las otras iglesias de Santiago, pero, con su calidad de Monumento Nacional, resume una larga e interesante época relativa a los cambios urbanísticos de este sector de la capital que hoy vemos tan cercano al Centro pero que, en esos años, todavía constituía el área arrabalera y suburbana.

lunes, 20 de febrero de 2012

PLAZOLETA EUSEBIO LILLO Y EL LUGAR DONDE VIVIÓ EL ILUSTRE VECINO

Sector de la casa donde vivió Eusebio Lillo tal cual se veía en 1963 en la esquina de Santo Domingo con Chacabuco, según fotografía publicada por la revista "En Viaje".
Coordenadas: 33°26'18.94"S 70°40'43.44"W (ex ubicación de la casa) 33°26'18.38"S 70°40'42.22"W (centro de la plaza)
En la calle Santo Domingo, en la cuadra que se halla entre Herrera y Chacabuco por la proximidad del viejo barrio Yungay, se encuentra una relativamente pequeña plazoleta que hace las veces de jardín para el Instituto Femenino Superior de Comercio Eliodoro Domínguez D., situado en este mismo lugar, casi en las lindes de la Comuna de Santiago con Quinta Normal. Es la Plazoleta Eusebio Lillo, de la que no muchos saben su existencia. Más escasas todavía eran las referencias a la existencia de la casa que tuvo allí el personaje, tras su destrucción y hasta la instalación del monolito que allí se encuentra hoy conmemorando este hecho.
La plaza corresponde más bien a un pasillo verde de unos 30 árboles y arbustos, a todo el largo de la cuadra, entre los cuales se instalaron algunas bancas para descanso y los típicos basureros del modelo antiguo que antes colocaba la dirección municipal de parques y jardines de Santiago Centro. El ancho de esta plaza no será de más de 12 o 13 metros, según calculo al ojo.

jueves, 16 de febrero de 2012

TARRAGÓ Y LE BRUN: LAS INSIGNES EDUCADORAS DE LA ALAMEDA

Las estatuas, en 1962 (revista "En Viaje")
Coordenadas: 33°26'44.80"S 70°39'29.80"W
Dos estatuas de granito y de grandes proporciones se encuentran en la plaza-bandejón central de la ex Alameda de las Delicias, quedando de espaldas al famoso y tradicional café de la Confitería Torres, todo un enclave histórico de la "bohemia diurna" nacido, curiosamente, en los mismos años en que las ilustres mujeres representadas en esas efigies consiguieron un hito de incalculable valor en la educación chilena.
Antonia Tarragó González e Isabel Le Brun de Pinochet, son las retratadas en las estatuas, con un estilo con algo de neoclásico y naif, casi de tenue cubismo, con una estética frecuente en la plástica y la escultura latinoamericanas. Dos grandes e insignes figuras con las que todas las mujeres chilenas tienen contraídas deudas de gratitud impagables, por cierto, pese a que no tenemos noticias de un reconocimiento importante de parte de grupos feministas.
Ni siquiera nuestra primera Presidente de la República mujer tomó la oportunidad de celebrar la memoria de ambas, en algún momento de su mandato. El desdén ha pasado incluso por encima de la importancia que ha adquirido la educación chilena en el último año, a partir de las movilizaciones motivadas por este mismo tema. ¿Puede convivir la merecida fama que ellas tienen en el mundo intelectual, con la ingratitud mostrada por la memoria chilena en general?
Aprovecharemos este espacio para hablar así, de su gran legado en la educación nacional, simbolizado en la obra escultórica.

lunes, 13 de febrero de 2012

ÁYAX: UN HEROICO PERRO MÁRTIR QUE CONMOVIÓ A LOS SANTIAGUINOS

Ayax, el perro héroe y mártir, posando junto a su adiestrador el carabinero Luis Carrasco, en el preciso momento de haber terminado y aprobado el curso de adiestramiento, a fines de 1959 (fotografía del diario "La Tercera" de 1962).
Desde los tiempos de la Conquista hasta nuestros días, la vida en Chile está llena de registros de canes que fueron capaces de hacer historia propia y generar sus respectivas leyendas, parte de lo cual hemos estudiado en otro artículo de este blog, dedicado a la relación estrecha y culturalmente exitosa entre rotos chilenos y perros. Famosos son, por ejemplo, los casos del quiltro llamado Lautaro, que fuera una estrella entre los soldados de la Guerra del Pacífico; y después las aventuras de Cuatro Remos, un mítico can de Valparaíso inmortalizado en la literatura infantil.
Un destacado de esta tradición de perros profundamente enraizados con el cariño popular y la propia identificación -no admitida oficialmente- del chileno con el ser perruno, fue un magnífico can policial llamado Áyax, cuya vida y tragedia conmovieron a la sociedad chilena a principios de los años sesentas, superando incluso las historias melosas de Lassie con un muy real y dramático capítulo del que, por supuesto, hoy nadie recuerda algo.

lunes, 6 de febrero de 2012

RECUERDOS INCONCLUSOS DE UNA PASADA POR EL PASEO AHUMADA EN LOS OCHENTA

Entrada de calle Ahumada hacia principios de los noventa, aproximadamente, aunque sin demasiadas diferencias respecto de cómo lucía hacia 1987 ó 1988. En la esquina, la histórica "Farmacia del Indio", hoy ocupada por otra conocida cadena farmacéutica.
Coordenadas: 33°26'36.46"S 70°39'1.52"W (inicio) 33°26'18.83"S 70°39'4.02"W (final)
Quizás sacaré ronchas con la afirmación que me dispongo a hacer, pero estoy seguro que el Centro de Santiago, y particularmente el paseo Ahumada, era cultural y artísticamente mucho más activo e interesante en los años ochenta que en nuestros días, cuando la actividad se ve y se llega a sentir más proscrita y menguada aún que en esos complejos años. De alguna manera, el ambiente exterior, con sus calles adoquinadas, era una prolongación de la calidez que existió dentro de sus locales comerciales en todos sus géneros, como el restaurante "Waldorf", la Farmacia del Indio, las tiendas de "El Rincón Juvenil" o clásicos como el Café Astoría. Todo ese rasgo pintoresco se ha ido oscureciendo, conforme queda atrás la época a la que pertenecieron.
La razón técnica de este contraste es, quizás, el que se viviera entonces en el auge peatonal y comercial de esta arteria, que había sido recientemente adaptada a las necesidades de la ciudadanía adoptando ese cariz tan propio, después de las intervenciones del alcalde Mekis en los años setenta. El ambiente político e histórico también motivaba más a la creatividad autodefensiva y a la necesidad de decir aquello que no tendría tribuna oficial. En la actual época de farándula y de reality shows, por supuesto, estos conceptos pueden sonar incomprensibles.
Todavía sobreviven ejemplos humanos de esa buena época ochentera en esos cerca de 600 metros de paseo a pie (700, si contamos el tramo de la Plaza de Armas): el mago Palito Show, por ejemplo, con sus trucos de bolsillo; o el Cieguito del Clarinete, como era llamado, y que ahora toca en Huérfanos una guitarra y una armónica, según la leyenda urbana porque su clarinete le fue robado. El ritmo de New Orleans suena en lo instrumentos de la "Poli Jazz Band".
Ni idea de qué ocurrió con esas obras de teatro callejero que ofrecía un grupo de actores por las tardes allá en esos años, cerca del ex Hotel Crillón, con monólogos denunciado la ironía de la vida de Gabriela Mistral al recibir el Nobel de Literatura antes de ser reconocida en su propio país con el Premio Nacional; o los momentos finales del Presidente Balmaceda, que era presentado con una introducción en la que el actor anunciaba ladinamente "la historia de un Presidente que se suicidó víctima de la oligarquía, pero que no es el que Uds. están pensando, porque a ése lo mataron".

viernes, 3 de febrero de 2012

"LAS VACACIONES DE NUESTROS ABUELOS": OTRA EXPOSICIÓN DIBAM EN LAS VITRINAS DE SANTA LUCÍA

Retrato familiar de Eusebio Fernández, en la playa en 1890. Colección del Museo Histórico Nacional, en la exposición "Las vacaciones de nuestros abuelos" de la Estación Metro Santa Lucía.
Coordenadas: 33°26'34.50"S 70°38'42.35"W (Estación Santa Lucía)
Hace poco encontré una caluga dibujada por Percy en un diario "La Tercera" del verano de 1962: aparece el personaje Pepe Antártico amarrado a un asador y cociéndose vivo a las brasas, con la inocente temperatura de 26,6° Celsius... Qué dirían ahora aquellos lectores, cuando la temperatura del verano 2012 ha registrado, medio siglo más tarde, temperaturas casi 10 grados más altas en Santiago.
Real o no, el calor de Santiago ha sido siempre la excusa para abandonar raudamente la ciudad durante cada época de vacaciones, como lo demuestra la exposición de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), de la que aprovecharé para hacer caudal ahora. Creo que en el fondo, los veraneantes escapan de algo más que el calor: lo hacen también de esos tacos interminables en cada semáforo, de las caras de angustias del resto y de las ansiedades sofocantes que exige saber llevar la vida en esta urbe en particular. Esto ha sido siempre así: desde mucho, mucho antes que la sociedad santiaguina creyera que se hallaba ad portas del infierno con escuálidos 26 grados y fracción de temperatura ambiental.