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jueves, 26 de noviembre de 2009

EL EDIFICIO DE LOS ELEFANTES JUNTO AL PARQUE FORESTAL

El mural de los elefantes en 1972, en imagen de la revista "En Viaje".
Coordenadas: 33°26'16.35"S 70°38'20.11"W
Pocas veces nos ha costado tanto arrancarle alguna información a alguno de los sitios de la ciudad que, habitualmente, retratamos en este blog. Y es que ni los propios residentes que consultamos en este edificio parecen conocer del todo su historia.
Está ubicado junto a la famosa Casa de los Torreones, de Luciano Kulzcewski, en el barrio del Parque Forestal, allí entre esas cuadras extraviadas en la belleza de otras épocas y de otras etapas casi olvidadas del crecimiento de nuestra urbe, aunque recuperadas parcialmente por espíritus bohemios y viajeros.

domingo, 22 de noviembre de 2009

"EL HOYO" MÁS FAMOSO Y QUERIDO DE CHILE, PREPARÁNDOSE YA PARA SU CENTENARIO

"El Hoyo" en los años noventa, atendido por el famoso mozo Marambio (Fuente imagen: diario "La Tercera", 1997).
Coordenadas: 33°27'19.46"S 70°40'39.24"W
Es tanto lo bueno que se ha dicho ya -y merecidamente- sobre este antiguo local santiaguino, que uno se pregunta si este texto será un aporte o sólo una redundancia en todo el culto que es capaz de generar "El Hoyo", tras un siglo de funcionamiento exitoso, construyendo parte importante de nuestra chilenidad desde sus cuarteles: tradiciones culinarias, tradiciones cocteleras, tradiciones de rotos, tradiciones de cuequeros, de carrileros, de comerciantes, etc... Tradición completa, chilenidad entera.
El periodista César Fredes publica en el diario "La Nación en Domingo", del 18 de marzo de 2007, estos elogios para "El Hoyo", que me gustan por lo acertado y casi poéticos que suenan como descripción de la vida dentro del local:
El arrollado, excepcional. Como informó Guillermo, el titán calvo y de guardapolvos celeste que nos atendió con extrema corrección y destreza, “hecho de pura pulpa de cerdo, señor”. Era verdad, y el mérito de un arrollado tan bueno y suave es que, aún casi sin tocino, era tierno y fácil a la boca, con un cuero delgadísimo y casi transparente.
El buen Guillermo es además casi un guía turístico. Nos cuenta que la razón social Valenzuela Hermanos, propietaria del giro Chichería, Cantina y Cervecería, radica allí desde 1912, tiempos del abuelo, cuando las calles eran de tierra y en el lugar, aparte de chicha, se vendía carbón y fardos de pasto para los carreteros que movían carga en la Estación Central contigua. Que hay clientes a los que “la abuelita” –nuera del fundador, don Benjamín Valenzuela, que vino de San Vicente de Tagua Tagua– todavía consiente, preparándoles pantrucas y guiso de espinacas, trabajando día a día a los 90 años de vida.

sábado, 14 de noviembre de 2009

LA CHUPILCA Y EL PIHUELO: DOS PRIMOS RASCAS DE LAS BARRAS (MÁS UN MÍTICO PARIENTE "DIABÓLICO")

Antes, este parcito de chupilca y pihuelo se bebía en Chile como las bebidas colas de nuestros días, entre las clases populares y en los festejos de menor pelo.
Ambos tragos harinados tenían reputación de embriagadores pero alimenticios, pues su conveniente dosis de harina tostada y azúcar evitaba o "amortigua" el temido bajón de hambre post-borrachera. Hoy se sabe que no estaban tan lejos de la realidad con estas creencias. Ambos se confunden en las tradiciones, además: algunas fuentes presentan al pihuelo como chupilca y a la chupilca como pihuelo, o bien como sinónimos, existiendo algo de ambigüedad en la definición categórica de ambos con relación al uso actual que se les da a cada caso.
Como sea, fueron por excelencia, tragos de rotos y de huasos, y estos lo llevaron en las campañas de las guerras contra la Confederación y la del Pacífico, creando la leyenda de la mítica chupilca del Diablo, que, en realidad, nunca existió como tal, a pesar de la fe apasionada con que autores como Jorge Inostrosa en "Adiós al Séptimo de Línea", la describen.

martes, 10 de noviembre de 2009

EL MISTERIO DE LAS PIEDRAS HORADADAS EN CHILE

Imagen: "Prehistoria de Chile Central", de René León Echaíz.
Aún constituyendo una de las piezas arqueológicas más abundantes y comunes especialmente en la Zona Central de Chile, nadie tiene certeza sobre cuál era su utilidad ni por qué los antiguos habitantes del territorio las fabricaban casi en serie, en una activa industria lítica prehistórica.
Explican autores como René León Echaíz que la cultura productora de estas misteriosas piedras horadadas llegó al territorio sustituyendo y desplazando a una anterior, la cultura de los conchales, pero también fusionándose en parte con ella. Francisco A. Encina, en cambio, supone que el pueblo de las piedras horadadas pudo ser el mismo de los conchales, pero en estados distintos de progreso.
Se trataba de cazadores-recolectores con conocimientos en alfarería y agricultura, de modo que buscaron terrenos fértiles y útiles a la actividad que sirve de base al sedentarismo de las sociedades humanas. Otros creen que se trataría de pueblos relacionados con los Picunches, especialmente los establecidos a lo largo del valle del río Maipo. Su presencia internacional acrecienta el misterio.
Acá en Chile, desaparecerán en años posteriores sus pueblos fabricantes, sin embargo, pero dejando un reguero de piedras de todos los tamaños y materiales con esa intrigante característica: una perfecta perforación central, como quizás sólo las maquinarias de nuestros días son capaces de hacer con tanta pulcritud y precisión. Se las halla por toda la Zona Central, incluidos los terrenos donde se levantará después la ciudad de Santiago, e incluso más al Sur.

jueves, 5 de noviembre de 2009

EL MAJESTUOSO PALACIO ELGUÍN... O LO QUE QUEDA DE ÉL

Aspecto antiguo del palacio, hacia el 1900.
Coordenadas: 33°26'48.14"S 70°39'53.83"W
Nunca pasará inadvertido al ojo del viajero este hermoso edificio, ubicado en la Alameda Bernardo O'Higgins 2081-2091, la esquina poniente con la Avenida Brasil, en el casco histórico de la ciudad de Santiago, donde dominan las construcciones con la elegancia europea del siglo XIX. Sigue luciendo gallardo, pese a haber sido brutalmente mutilado y reducido en casi un tercio de su espectacularidad.
El palacio fue la residencia del próspero empresario minero Nazario Elguín, dueño de la mina Disputada de las Condes. Parece que le gustaba el exceso detallista en la arquitectura al acaudalado señor: su mausoleo en el Cementerio General, también es una espléndida construcción con iconografía maya y azteca, probablemente el más extraño y exótico de todo el camposanto.