
Imagen base: tomada de robertoecheto.blogspot.com
Un término de lo más popular en Chile es, sin duda, el de
referirse a los objetos de mala calidad o de prestigio
dudoso como "marcas chancho", aludiendo a que el
nombre de la marca no es conocido o, lo que es peor, tiene
mala fama. Es, quizás, un intento autodefensivo por
amortiguar la necesidad de ceder a la proporcional constante
de la calidad-precio en las leyes de hierro del mercado,
optándose por lo más económico, lo más
chancho. Y, como sabemos, chancho es el nombre
que se da a los puercos o cerdos, también muy usado en
Chile.
Aunque veremos que las teorías que explican el origen de la
expresión se asocian a regiones ajenas a Santiago, aludo
aquí a dicho concepto por ser de enorme popularidad en la
sociedad capitalina y por haberse visto fomentado
especialmente en barrios de comercio "económico", como
Mapocho, Independencia, San Diego, Patronato, Meiggs y
otros.
En lo personal, recuerdo que era muy propio de la juventud
el infame concepto de la "marca chancho" hacia
mediados de los ochenta o la segunda mitad de la década,
cuando el país comenzaba a salir de la crisis económica de
la Recesión Mundial y el poder de compra comenzaba a hacerse
símbolo de tenue ostentación entre las familias de tontos
arribistas que habían sufrido privaciones y rigores
económicos e intentaban superar desesperadamente tan malos
recuerdos y temores. Desde entonces, la adquisición de
bienes materiales o productos de consumo prácticamente se
basó en evadir las "marcas chancho" o, si la
necesidad es mucha, encontrar de entre ellas a las que estén
más cerca de tener algo de calidad.
Por supuesto que no todo lo barato y económico es "marca
chancho", así como no sólo las
"marcas chancho" son las únicas de baja calidad o corta
duración. La apertura de los mercados internacionales nos han
demostrado que la cultura de la calidad porcina era bastante
universal y no sólo patrimonio nuestro.