
Caricatura en revista "La Lira Chilena", en 1899.
Por nuestra sensación de seguridad, por el dictado de nuestro instinto que busca dejar atrás los peligros de la naturaleza agreste que creemos haber superado hace milenios, tendemos a suponer que nuestra ciudad creció como un incendio sobre los pastos secos, arrasando todo el paisaje y colocando en su lugar los rescoldos sobre los cuales hemos sentado nuestra urbanidad, dominada ya por otras leyes y elementos distintos del resto de la Creación. Fingimos pavor al ver los costos que pagó el mundo por ello, pero, en el fondo, celebramos el aparente hermetismo impermeable de nuestra cárcel.
Sin embargo, Pierre Teilhard de Chardin nos enseñó hace suficiente tiempo que el hombre no puede escapar a los principios de la noosfera, de la que forma parte, con un pie en el escenario más salvaje y otro en el más sintético.
Al derramar las urbes sobre desiertos, selvas, bosques, llanuras o valles, sólo pudimos empujar una fracción de ella. La otra, quedó cautiva, domesticada, apresada por el adobe, la empalizada, el concreto o la teja. Así como jamás pudimos deshacernos de los ratones y las ratas que ya tenían el control de estos terrenos antes que conocieran el cal y canto, o de las palomas que cortaban el cielo de Santiago cuando aún era azul y ligero, tuvimos que asumir la reclusión citadina no sólo de nosotros, sino de la innumerable cantidad de alimañas que quedaron dentro del encierro; de sus reglas de vida, alimentación y defensa, obligadas a la adaptación desde el matorral al granero; desde el río al estanque de agua; desde la sombra de la piedra hasta la bacinica bajo la cama; del cubil, al garaje; del lago al toilette.
En este acto de piratería desgarrada sobre el paisaje, los ladrillos encerraron dos artrópodos, hoy habitantes de nuestros hogares y que, por siglos, han perpetuado una curiosa lucha arácnida entre el Bien y el Mal, entre la Vida y la Muerte, tan esencial que ni el maestro Stan Lee pudo imaginarla para los íntimos debates esquizoides de sus historietas de Spiderman.