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jueves, 29 de enero de 2009

LA CASONA MUJICA: SÓLO SU DESTRUCCIÓN PUDO SER MÁS SINIESTRA QUE SU FAMA

Foto señalada como de la casona en sus primeros años (Fuente imagen y referencia: Copesa), aunque podría tratarse de una con diseño parecido (ver imágenes mas abajo).
Coordenadas: 33°27'17.84"S 70°37'38.48"W
Conservo algunas fotografías en blanco y negro que tomé para un ramo universitario, por allá por 1993, de la hermosa mansión que sobrevivía en Avenida Grecia, al final de Bustamante, visible desde Vicuña Mackenna y Manuel Antonio Matta. Las he redescubierto hace poco, tras creerlas perdidas para siempre, y, a estas alturas tendrán un valor especial, dada la desaparición del inmueble en ellas retratado y la escasez de imágenes de la misma casa en la internet.
La casona era una de las pocas reminiscencias del viejo aspecto que tenía la comuna de Ñuñoa, cuando era una casi toda una hacienda semi rural que recién comenzaba a urbanizarse, y su deslinde era señalado, precisamente, por esta enorme y bella construcción. Conocida también como la Mansión de Avenida Grecia, hoy es parte del legendario urbano de Santiago. Su origen, sus rumores y, sobre todo, su extraña destrucción, cobrarán muchos años, décadas y siglos a la historia capitalina, antes de que las candelas de misterio y enigma que la rodean se extingan. Y quizás ello nunca pase, como todos los relatos que encuentran arraigo en el mito, desde donde es imposible bajarlos.

domingo, 25 de enero de 2009

EL MOTE CON HUESILLOS: HISTORIA DE UNA MEZCLA GANADORA

Motero vendiendo a niños y gañanes del lado chimbero en el barrio de los mercados de Mapocho. Los comerciantes de este producto se acumulaban cerca del sector que sería conocido como la Plaza de los Moteros, en Borgoño cerca de Vivaceta, aproximadamente. Imagen con el Puente de Cal y Canto de fondo. Litografía en la obra "Briefe von Kolonisten aus Chile" de 1885, publicada en Zürich por Benjamín Dávila-Larraín.
Esta estación veraniega es, por excelencia, la temporada del mote con huesillos, principal competencia que los refrescos gaseosos y los helados deben enfrentar en el mercado de Chile. Consiste en un vaso frío de huesillos (duraznos secos) en su sabroso jugo azucarado, al que se añaden porciones de mote (granos enteros de trigo cocido).
Ambos productos se comercian originalmente secos, por lo que deben ser rehidratados y cocidos para pasar a graduarse como mote con huesillos. Algunos sazonan el jugo durante su cocción, con clavos de olor, canela o cáscaras cítricas. Servido, tiene un encantador color acaramelado, ámbar un tanto opaco, y un sabor que agita de placer a la garganta.
La presencia de este refresco en el país se pierde en el tiempo, remontándose a los productos que se consumían en tiempos coloniales. En su artículo “Geografía gastronómica de Chile”, publicado en una edición especial de la revista “Viajar” de 1962, Oreste Plath comenta sobre su arraigo cultural:
En el verano está el mote con huesillos que es refresco y postre con chilenidad, por algo se dice: Más chileno que el mote con huesillo, aunque los araucanos adoptaron de los quechuas la palabra mot’e, mut’i, para el maíz o trigo cocido.

miércoles, 14 de enero de 2009

EL INFAME MISTERIO DE LAS PIEZAS ARTÍSTICAS Y ORNAMENTALES DESAPARECIDAS DESDE EL CERRO SANTA LUCÍA

Fotografía del Cerro Santa Lucía en 1910, con las estatuas de "Los Guerreros" ya trasladados a la nueva y definitiva entrada principal del paseo, por el lado de Alameda.
Coordenadas: 33°26'26.46"S 70°38'36.81"W (Cerro Santa Lucía)
Definitivamente, "algo" no concuerda cuando uno se toma la tarea de comparar las antiguas fotografías del ex Cerro Huelén, como las del "Álbum del Santa Lucía" publicado en 1874 a instancias del Intendente Benjamín Vicuña Mackenna, con las imágenes del mismo paseo que provengan en nuestros tiempos. Los árboles han crecido y las remodelaciones han cambiado radicalmente grandes sectores del diseño concebido por la fuerza creadora del autor de "Las Glorias de Chile", pero las ausencias visuales son, acaso, lo primero que ataca a la curiosidad.
Mientras algunos fantasiosos periodistas e historiadores han especulado sobre supuestas piezas artísticas ornamentales del Paseo del Santa Lucía que habrían sido traídas como trofeos de guerra desde el Perú durante la Guerra del Pacífico, nadie repara en las estatuas y ornamentos que, efectivamente, han sido tomados y hechos desaparecer del extraordinario conjunto del cerro. De hecho, desde los tiempos de Vicuña Mackenna y la Guerra del Pacífico, la cantidad de estatuas, esculturas, jarrones y piezas decorativas ha disminuido de manera intrigante y peligrosa, encendiendo las alertas de sólo un puñado de investigadores que se han interesado en el tema.
Recordemos que el cerro fue declarado Monumento Histórico Nacional, del 16 de diciembre de 1983 (Decreto Ministerio de Educación Pública N° 1.636).
Hemos querido presentar aquí un poco más sobre las indagaciones que hemos realizado respecto de este tema, con algunas dificultades y costos esperables, pero con algunos resultados que nos parecen interesantes y que justifican nuestros esfuerzos.

miércoles, 7 de enero de 2009

BARRIO SAN CAMILO: LA SANTA Y PERVERSA CALLE FRAY CAMILO HENRÍQUEZ

Coordenadas: 33°26'33.78"S 70°38'11.20"W (inicio) / 33°27'21.04"S 70°37'55.88"W (final)
Por allí por 1990 o un poco antes, unos amigos de mi vecindario de entonces en La Florida, llegaban a los encuentros de fin de semana a contar sus poco inocentes travesuras en su paso por calle Fray Camilo Henríquez, lugar en donde solían reunirse liderados por Mauricio, Rodrigo y Oscar.
Hubo un tiempo en que aparecían todos los viernes en la madrugada relatando, entre risas, cómo se habían perturbado y molestado a los "maricones de San Camilo" burlándose de los mismos travestis y sus clientes, arrancando cuando estos salían persiguiéndolos, fingiendo sacarles fotografías con flash, iluminándolos con lámparas, haciéndose pasar por turistas confundidos buscando una dirección, gritándoles "¡los pacos!" para que salieran escapando al instante, tocándole sirenas y espantándoles la clientela con gritaderas y bocinazos desde su automóvil... En fin, molestar; sólo molestar.

domingo, 4 de enero de 2009

UNA GALERÍA DEL CENTRO DONDE SE PUEDE PISAR EL ARTE DE NEMESIO ANTÚNEZ

Vista desde el vértice de la galería (entrada al cine), hacia el Sur.
Coordenadas: 33°26'21.04"S 70°38'52.74"W
La Galería Comercial Juan Esteban Montero fue famosa en antaño por dos de sus principales establecimientos: el Hotel Santa Lucía, al que hemos dedicado un anterior posteo, y el desaparecido Cine Huelén, otrora uno de los más elegantes de Santiago, pero que después cerrara sus puertas para abrirle paso al cine porno “Euro” y, actualmente, a un triste local abandonado, donde sólo quedan telarañas y acaso afiches resecos de los últimos estrenos, dando lástima en lo que fuera su boletería. Se sitúa en el primer nivel del edificio Santa Lucía, uno de los más característicos de la zona centro.
En nuestros días, esta galería sigue activa, a pesar de todo, y es conocida también por su peluquería, un local de revistas de historietas para coleccionistas, la “Casa del Mocasín”, y un restaurante, entre otros negocios que alberga.
Lo más valioso de ella quizás sea el suelo y los muros, como veremos: y nos concentraremos en una obra de arte finamente hecha con mosaicos a merced del talento y la paciencia del destacado artista nacional Nemesio Antúnez (1918-1993), quien lo creó inspirado en las figuras cerámicas que se han confeccionado por siglos en el pueblo de Quinchamalí, cercano a Chillán, a las que rinde homenaje con su diseño y armado. Más aún, el mural con el mismo nombre del pueblito alfarero se encuentra pintado sobre el acceso al cine, aunque en muy mal estado, así que toda esta galería está impregnada de Antúnez. Dejaré para futuras publicaciones estas pinturas y sus detalles.

viernes, 2 de enero de 2009

EL QUIRQUINCHO CON HUMOR PARA “NIÑOS GRANDES”

Desde fines de los años 80 y hasta mediados de los 90, se publicó en Santiago una de las más célebres revistas de humor pícaro, “para adultos”, como advertía desde la tapa: “El Quirquincho (el bichito juguetón)”, que a los pocos números derivó al nombre más sencillo de “Quirquincho”. Comenzó sus publicaciones bajo la dirección de Joel Espinoza Marchant, secundado por Manuel Vilches, editadas por la Sociedad de Ediciones Molino Ltda., haciéndose rápidamente miembro asociado de la Agrupación Chilena de Historietas. Acabo de encontrar tres ejemplares de esta revista en un lote de bolsas inmundas, que un cercano mío sacó de su polvoriento armario. Son como un viaje en el tiempo para el lector.
"Quirquincho" se trataba de una publicación sencilla, de no más de 40 páginas armadas a corchetes de cuartillas. Los colores iban en las portadas y alguna tira interior. El resto era blanco y negro. Cantidades de chistes, algunos de ellos muy divertidos e idiosincrásicos; pero otros más explícitos y un tanto rayanos en la grosería gratuita, muy picantes.
Las historietas intercambiaban hojas con voluptuosas niñas de aspecto europeo y desnudas, seguramente plagiadas de alguna revista sexy gringa, y que semejaban esas bellezas que aparecían también en los calendarios de bolsillo que los locales comerciales ofrecían de obsequio a fin de año para sus más queridos clientes.