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sábado, 27 de diciembre de 2008

LA TORRE ENTEL: NO SERÁ COMO LA EIFFEL, PERO ES LA NUESTRA

Maqueta de la torre, publicada por una revista "En Viaje" de 1972.
Coordenadas: 33°26'40.35"S 70°39'21.62"W
Tuve la fortuna de trabajar cerca de un año en el pasaje Príncipe de Gales, allá en el Centro de Santiago, frente al famoso restaurante “La Chimenea”. Era 1997, y desde esa calle corta sin salida, por encima de las viejas casonas, se podía tener entonces una vista imponente de la Torre Entel, desde su lado Norte, postal que hoy es imposible por la presencia de altos edificios que han crecido en torno a esta enorme estaca de concreto.
Afortunadamente, tuve el presentimiento de que esta visión no iba a durar mucho y tomé en aquellos días una fotografía que aún conservo, y cuya copia aquí reproduzco aunque en blanco y negro, pues la original color está a bastante mal traer.

jueves, 25 de diciembre de 2008

“AL PEGAR, PEGAR”: LA TORTURA QUE ERA UN JUEGO DE NIÑOS

Qué sorpresa fue enterarme, hace algunas semanas, que aún se juega en algunas partes de esta ciudad ese extraño y torturante pasatiempo infantil de “Al Pegar, Pegar”. Desconozco si tendrá que ver con la moda ochentera que se apodera de los medios y la publicidad, y también ignoro cuáles serán las actualizaciones y modificaciones que se le habrán incorporado a los libretos que de niños repetíamos como parte de las reglas y pruebas del en apariencia caótico juego, pero no puedo negar que la impronta de su vigencia me resulta simpática.
“Al Pegar, Pegar” parece remontarse a principios de la década del ochenta. En otros lados le llamaron “Cucurumeme” y “El Burro”. Lo recuerdo desde entonces, cuando era practicado en las escuelas y las barriadas, mismas donde encontró su principal caldo de cultivo entre los niños. Corresponde a una curiosa amalgama de juegos tradicionales que oscilan entre el “Caballito de Bronce" y las "penitencias", aunque con una cantidad de reglas, protocolos y condicionantes que lo harían incomprensible a quien no esté relativamente familiarizado con su práctica, según veremos. Fusiona también elementos de la pinta, del pillarse, de la ronda, del “caluga o menta”, el “sooool” y del “corre el anillo”, entre otros. Recordemos que eran tiempos en que la máxima diversión la constituían los básicos videojuegos de dos botones a lo sumo ($10 la ficha) y las consolas Atari que recién comenzaban a llegar al país, por lo que buena parte de la recreación infantil quedaba confiada a la imaginación, se entiende.

sábado, 20 de diciembre de 2008

REVELACIONES DE UNA VIEJA FOTOGRAFÍA Y OTROS DOCUMENTOS... ¿CÓMO SE METIÓ EL “VIEJO PASCUERO” EN NUESTRA TRADICIÓN NAVIDEÑA?

Un "Viejo Pascuero" en la Plaza de Armas en la Navidad de... ¡1930!
 Nada me parece más exótico y extraño en nuestra cultura que el “Viejo Pascuero”, nuestra alteración adaptada del tradicional San Nicolás, Santa Claus (Klaus) o Papá Noel que llegara a instalarse a América Latina desde los países del Hemisferio Norte. Inspira un poco de burla y crueldad verlos vestidos en plena transición de primavera-verano a la usanza del más frío de los inviernos, de esos que hace varias Eras no hay ya en Santiago. Una cadena de tiendas incluso ha colocado unos hombres de nieve plásticos en la entrada de sus locales.
Allí los veréis, en el Centro; a los Viejitos asándose casi hasta el infarto bajo el sol estival; cociéndose vivos con su propio sudor, dentro de trajes rojos de telas tan delgadas y frágiles como el burdo intento de simular al personaje original del invierno anglosajón lo permita, aunque nosotros debemos conformarnos con renos de cartón o palo. Ni los actores que encarnaron al robot C3PO o al monstruo de “Alien” lo deben haber pasado tan mal bajo tanto aderezo.

jueves, 18 de diciembre de 2008

LA CENTURIA DEL LEÓN SUIZO CUSTODIANDO LA ALAMEDA BERNARDO O'HIGGINS

El León Suizo antes de perder su cola, en fotografía de 1999 tomada por David Saco y publicada en la tesis "Los Festejos del Centenario de la Independencia", de Luis Patricio Muñoz Hernández (Universidad Católica de Chile, Instituto de Historia).
Coordenadas: 33°26'49.98"S 70°39'51.54"W
El León Suizo del bandejón central de Alameda Bernardo O'Higgins se encuentra desde hace una centuria al Sur del Barrio Cívico, cerca de la estación metro Los Héroes y de los monumentos ecuestres del General José Miguel Carrera y de don Simón Bolívar.
Se trata de una estatua de bronce ennegrecido, que se halla colocada sobre un magnífico pedestal. Ambos tienen su propia historia. El león se muestra feroz, con las fauces abiertas. Bajo su pata derecha está el heraldo del Escudo de Chile, como si lo resguardara o lo protegiese de alguna eventual amenaza. Su mirada apunta hacia el Norte. Lamentablemente, su cola de metal ha sido vandalizada por algunos los infaltables rufianes anónimos enemigos de la ciudad.

jueves, 11 de diciembre de 2008

IRENE MORALES: LA MUJER QUE SE VISTIÓ DE HOMBRE POR VENGANZA

Coordenadas: 33°26'13.89"S 70°38'12.04"W (calle)
Reportaje de la periodista Jessica Ramos V., publicado en el portal noticioso Terra.cl, el miércoles 12 de noviembre de 2008. En este sitio hemos comentado muchas veces sobre el barrio La Chimba, pero esta es la primera vez que reproducimos algún texto relacionado con uno de los personajes del antigua sección chinganera y popular de la ciudad de Santiago; en este caso, una heroína con características casi legendarias de la Guerra del Pacífico, como es la gran Irene Morales, símbolo de la gallardía y del sacrificio de las mujeres chilenas de estratos sociales bajos y analogía femenina de nuestro “roto” nacional.
La casaron a los 12 años, pero al poco tiempo quedó viuda y cuando pensó que había encontrado el amor de un hombre, éste fue fusilado, una situación que nunca pudo separar y que la llevó a tomar de la decisión de ocultar que era mujer.

lunes, 8 de diciembre de 2008

ESCRITORES EN CARICATURAS: "LA OTRA MIRADA" DE UNA VIEJA EXPOSICIÓN

El “antipoeta” Nicanor Parra (1914-), ilustrado también por Jimmy Scott. El caricaturista reconoce que la actualidad y la contingencia lo obsesionan como temática de sus ilustraciones. Cabe recordar, además, que fue alumno de la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile.

Coordenadas: 33°26'31.82"S 70°38'44.68"W

En 1995, se realizó una de las -para mi gusto- más célebres e interesantes exposiciones del Salón Azul de la Biblioteca Nacional de Santiago, titulada “Escritores en Caricaturas: La otra mirada”. El evento tuvo lugar entre el 5 de junio y el 19 de agosto, según el folleto que atesoro como recuerdo.

En la ocasión, se reunió una doble carga para el visitante: algunos de los más grandes escritores nacionales retratados por la pluma de los más grandes caricaturistas chilenos. La muestra fue organizada por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en base al gran trabajo de investigación de humor gráfico realizado por el editor y miembro de la Fundación Guggenheim, don Jorge Montealegre Iturra, quien ha participado también otras exposiciones por el mismo género en la Biblioteca Nacional, como “Coré: El tesoro que creíamos perdido”, además de publicar algunos libros sobre la historieta chilena.

sábado, 6 de diciembre de 2008

ENTRE LA TORTILLA DE RESCOLDO Y LA MARRAQUETA: ¿CUÁLES FUERON LOS PRIMEROS PANES DE LA CIUDAD?

Actividades amasanderas de la colonia, con la producción de tortillas por maestras indígenas, según la imaginó el ilustrador nacional Rafael Alberto López en una publicación del Estado, en 1929.
Mis amigos y conocidos extranjeros que han visitado Santiago, se admiran por la calidad del pan nacional: variado, siempre caliente, sabrosos y producido todos los días. Bendita propiedad que, si bien nos ha liberado de tener que andar metiendo el pan en el refrigerador como lo hacen los gringos, ha colaborado en convertir a los habitantes de este país entre los más obesos de Sudamérica. Se vende “como pan caliente” de rápido y veloz, literalmente.
El arte de la panadería y la ciudad de Santiago tienen una historia común interesante. No es casual la cantidad de panaderías que existen, ni la colección de variedades de sándwiches que se ofertan en el nuestros restaurantes. Tampoco lo es el consumo y la dependencia que tiene nuestra dieta en este producto, casi como en los tiempos de la Edad Media. La panera está en la mesa nacional todo el día: desayuno, almuerzo, once y comida. Según la estadística, este es el segundo país consumidor de pan en el mundo, adelantado sólo por Alemania.

martes, 2 de diciembre de 2008

EL “COLA DE MONO”: LA TRADICIONAL Y REPUBLICANA AMBROSÍA DE PEDRO MONTT Y SU LEGENDARIO

Bar "Cola de Mono" de Juana Flores, en revista "En Viaje" de 1963.
Tengo asociado a mi infancia el popular trago de esta época, el cola de mono o “col’e mono”, cuando mi madre preparaba una olla de varios, varios litros, para pasar todo el mes de diciembre con "algo" para recibir a las visitas sedientas que aparecían en mi concurrida casa, en aquellos años. Lo potenciaba con coñac, recuerdo, a la usanza de las familias más cuicas, pues en mi clan casi nunca se veía el aguardiente o el pisco. Algunos le echan también whisky, vodka y otros elíxires espirituosos. A los pendejos de la tribu nos hacía una versión sin alcohol, onda café con leche y aliñados dulzones, pero era inevitable que los tontos grandotes se distrajeran y atacáramos la ponchera aromática de los adultos con cucharones de sopa, velozmente metidos por la puerta entreabierta del refrigerador. Habrá sido, acaso, mi primera y moderada ingesta alcohólica.
Se cree que el cola de mono se toma especialmente en el Norte de Chile. Personalmente he visto cómo se consume también en el Sur, aunque en proporciones muy inferiores a la chicha y a la cidra, y preparado artesanalmente pese a que las compañías pisqueras del Norte Chico han comenzado a producir sus propias variedades, iniciando también la industrialización e internacionalización del producto.
Sin embargo, este chilenísimo tipo de ponche de leche estaría vinculado desde su origen con la historia de Santiago, tanto en la formulación original de su receta, en su nombre y en los hitos de su comercialización en el país. Hay algo de alquímico en su receta, como es el milagro de mezclar leche con café y alcohol, cosa que podría esperarse más bien de los licores grocs de marinos y piratas, pero no de las bebidas refrescantes de la ciudad. Tampoco es menor su semejanza con ponches extranjeros que también se beben en Navidad, pero si acaso se trata de una importación, estamos en un evidente caso de eficaz y efectiva chilenización y adaptación-adopción cultural del producto.
No está del todo claro el surgimiento del cola de mono ni la razón de tan estrafalaria denominación para un trago, sin embargo. Algunos proponen que, inicialmente, se hacía también con anís, además o en lugar del aguardiente. Según esta teoría, el producto era envasado en las mismas botellas en que llegaba el licor de anís, correspondiente a la marca española "Anís Refinado Vicente Bosch", más popularmente conocido como “Anís del Mono” por su etiqueta. Era la única marca que lo producía entonces, y desde 1870. Otros aseguran que sólo se usaba la botella del famoso anís, muy bella y apreciada en América, pero no su contenido, pues el cola de mono siempre se habría hecho a base de aguardiente. Como sea, se mantenía la etiqueta en la botella a la venta y el ponche envasado en ella comenzó a ser llamado por ello “cola de mono”, aludiendo al logotipo del anís que es, precisamente, un mono.