
Ex local del "Zurich"
ya convertido en farmacia, poco después de cerrar en 1997 (Fuente
imagen: diario "La Tercera").
Coordenadas: 33°26'15.03"S 70°38'7.82"W (ex
ubicación)
El "Zurich" era uno de los núcleos más famosos de la Plaza Baquedano, en su
llamado "triángulo" o "trilogía bohemia" que formaba con otros dos conocidos
boliches del lugar: el "Bar Plaza Italia Tragos (PIT)" y la "Casa de Cena",
todos del mismo dueño. Muy populares en su época, nuestros días de esta trilogía
sólo queda en el barrio el último de los mencionados, frente a la Embajada de la
República Argentina; tanto el "PIT" como el "Zurich" partieron ya a dormir el
sueño del recuerdo y del olvido.
El nacimiento del local se debe a un intento de restaurar un espacio bohemio en
Alameda con Vicuña Mackenna, como el que antes había pertenecido en esta misma
esquina en la conjunción de avenidas al club "Lido", famoso café-bar visitado
por noctámbulos, intelectuales y artistas de la clásica vida nocturna en
Santiago. Hasta entonces, todos los huérfanos de esta forma de vida allí debían
conformarse con las largas jornadas en la abundancia y comodidad en la "Fuente
Alemana", pero sus horarios más diurnos de funcionamiento no se ajustaban a los
hábitos de las polillas de cervecería.
A mediados de 1972, entonces, el comerciante Sergio Olivares León fundó el
"Zurich", lugar que todos estos buscadores asumieron casi de inmediato como su
casa. La fundó en la dirección de Avenida Libertador Bernardo O'Higgins 20, en
el primer piso del conocido edificio de la esquina Sur-poniente, apodado el
"Edificio Xerox" en los ochenta y noventa por una famosa
publicidad de neones que se observaba en su azotea. Siendo algo así como un
bar, restaurante, café y schopería, en sus mesas helvéticas fueron consumidas
por universitarios y aspirantes a escritores miles de cervezas, schops,
churrascos, crudos, tablas, embutidos con chucrut y los enormes lomitos
rebosantes de mayonesa y palta, platillo principal y característico del barrio.
En sus inicios, cada vez que había protestas o celebraciones escogiendo -como
siempre- a la Plaza Baquedano como escenario, partían después los comensales,
muchos de ellos hippies y agitadores políticos, a degustar de las
delicias más terrenales y sibaritas del local. El Golpe Militar de 1973 alejó
por un tiempo al público de manifestantes políticos, pero de todos modos el
"Zurich" siguió siendo sitio de reunión y grandes celebraciones, como la masiva
cantidad de clientes que anclaron en sus salas para ver allí la transmisión del
Campeonato Mundial de Fútbol al año siguiente, realizado en Alemania y con los
locales como campeones, y luego el de Argentina 1978 también con triunfo del
anfitrión (y menos entusiasmo acá, pues Chile no había clasificado), que fueran
unas de las primeras copas de este tipo con transmisiones a colores. El "Zurich"
volvió a reunir público durante el Mundial de España 1982, aunque está demás
decir que los chilenos no tuvimos mucho que celebrar en aquella ocasión.

Edificios de la Plaza Baquedano. Imagen de una
publicación de Chilectra de 1996. En los bajos del edificio de más a la
izquierda, el de la publicidad luminosa "Xerox", se encontraba el famoso
"Zurich".

Don Jorge Olivares, dueño y
fundador del "Zürich" de Plaza Baquedano, poco después del cierre del local
(Fuente imagen: diario "La Tercera").
Los años ochenta y el regreso de las manifestaciones políticas en las calles,
fueron complicados para estos negocios en torno a la gallarda estatua ecuestre
del General Baquedano. A los efectos que tuvo la recesión mundial y las
restricciones nocturnas en el comercio, se sumó la agitación violenta que en
algunas ocasiones estuvo presente en la plaza, a pesar de que el local nunca fue
atacado por las turbas. Pese a todo, nunca le faltaron clientes en este período,
debiendo acomodar su oferta bohemia a los horarios y permisos. Se recuerda, por
ejemplo, la noche en que Cecilia Bolocco se consagró como nuestra primera Miss
Universo en 1987, celebrada con un desordenado y apoteósico "carnaval" en la
plaza. La fuente de soda incluso aparece mencionada en algunas obras literarias,
de entonces, como el cuento "Plaza Italia" de Jorge Calvo.
El "Zurich" era, en fin, un territorio de paz: asistían políticos, autoridades y
periodistas. Después del retorno a la democracia, vio en sus salas grandes y
regados nuevos encuentros, como cuando cientos de clientes lo escogieron para
ver en vivo el triunfo del club deportivo Colo-Colo en la Copa Libertadores de
1991. Continuando con la tradición pacífica, para ése y muchos otros festejos
que afuera de la fuente de soda estuvieron caracterizados por algún grado de
desmanes y enfrentamientos, los mismos exaltados y manifestantes entraban
después al "Zurich" comportándose como verdaderos caballeros, aunque sobre sus
hombros aún quedaran vestigios de la challa o bien del polvo lacrimógeno.
Pero los años que siguieron fueron de ocaso. La caída del bar parece tener
relación con el empeoramiento del barrio en esos mismos años noventa, cáncer de
peligros e inseguridades que mataron a muchos otros negocios del sector.
Desconozco si el código de paz que reinaba entre los clientes y meseros del
"Zurich" fue violado en este período, pero dada la reiterada y tradicional
destrucción del mobiliario público y propiedades comerciales en este período,
por parte de las chusmas y ya sea por festejo o por congoja, sospecharía que sí.
En septiembre de 1997, tras 25 años de atento y querido servicio al público
santiaguino, el "Zurich" desapareció de esa esquina en el origen de la Alameda.
Para peor, unos años después, don Sergio decidió cerrar también el "PIT" y sólo
mantener el "Casa de Cena". Empero, por lejos el local más querido por Olivares
de entre todos, y posiblemente también de la mayoría de los aventureros de la
mal llamada Plaza Italia, era el "Zurich".
En donde estaba el venerado local de evocación suiza, se instaló rápidamente una
farmacia, y esos remedios para el alma en jarras de cerveza fría fueron
cambiados definitivamente por fármacos en tiras y jarabes amargos.
Pensé que hablarían de la época en que allí se ubicaba el Hospital San Borja. Parece que ya no quedamos muchos de esa época.
ResponderBorrarno me había detenido a leer...tan patriótico, pero maravillosos su post, saludos
ResponderBorrarEfectivamente ahi estuvo el "Lido" en los 60. Recordemos la Fuente Alemana antigua y a pocos metros la lavanderia "Le Grand Chic". El "San Borja" solo comenzaba donde hoy esta el Hotel, a cien metros de la esquina.
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