
"Nuestro primer Presidente / Don José Miguel Carrera
Nos dio una Constitución / Con Patria, Escudo y Bandera"(Letra de una cueca de la tradición folklórica urbana chilena)
Nos dio una Constitución / Con Patria, Escudo y Bandera"(Letra de una cueca de la tradición folklórica urbana chilena)
Como se sabe, el primer Escudo de Chile fue creado por quien fuera, en la práctica, también su primer Presidente de la República (y a pesar del dogma técnico de los historiadores): el ilustre General don José Miguel Carrera y Verdugo. Sin embargo, aun existiendo el consenso de que se trata del primer escudo patrio chileno, su aspecto y su empleo oficial han generado algunas sutiles diferencias e incoherencias en el relato y las interpretaciones que hacen de él los distintos autores.
Entre otros autores, Gastón Soublette recuerda en su trabajo "La Estrella de Chile", una nota dada por el diario "La Aurora de Chile" sobre el debut de este escudo, el 4 de julio de 1812, durante una fiesta pública celebrada en Santiago por don José Miguel y sus hermanos, en homenaje al aniversario de la Independencia de los Estados Unidos. Recuérdese que Carrera siempre tuvo una gran amistad con el representante de la Unión, Mr. Joel Robert Poinset. Las referencias históricas también enseñan que, en ese mismo encuentro, se presentó la primera Bandera Nacional, bordada por la propia Javiera Carrera, según cuenta la tradición. El número 22 de este primer diario de Chile describió esta noticia.

Versión del Primer Escudo Nacional publicado en la obra "La Estrella de Chile" de Gastón Soublette, en este caso realzando mucho los rasgos indígenas y autóctonos atribuibles al diseño del mismo.
Este hermoso escudo iba a ser mostrado en acto oficial ante el público el 18 de septiembre siguiente, en el aniversario del inicio del proceso de Independencia. Sin embargo, los costos de los preparativos postergaron la presentación hasta el 30 de septiembre. Ese día, el General Carrera presentó solemnemente los emblemas ante la nutrida concurrencia y se realizó durante la mañana un Te Deum en la Catedral de Santiago. El primer aniversario de la Junta ya se habia celebrado también, en el año anterior.
La nueva fiesta se prologó hasta el amanecer del día siguiente, desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana, luego de los actos realizados durante la noche frente al Palacio de la Casa de Moneda, futura residencia de los presidentes de Chile. Según Claudio Gay, en el baile que se ejecutó en este edificio, algunas damas asistieron vistiendo atuendos de inspiración indígena, como símbolo de rebeldía contra la corona española (ojo con este detalle, porque parece repetir su intención en el diseño del propio escudo), aunque una crónica de Manuel Talavera, testigo de los hechos, dice que estas ropas las traína sólo dos de las 61 damas presentes. Los varones concurrentes, según él, sumaban 200.
Talavera informa también que más de ocho mil velas de distintos tamaños fueron distribuidas en el frontis del Palacio y sus patios durante aquel gran encuentro. Los salones dispuestos para la recepción fueron tres: uno para el baile de invitados, otro con una gran mesa para pasteles, dulces y frutas; y un tercero para el banquete de "250 fuentes de viandas de todas clases".
Se sabe también de doña Javiera Carrera se presentó en la ocasión luciendo una corona invertida, es decir colocada al revés, simbolizando la caída de la monarquía española en Chile y América. El mensaje no podía ser más desafiante para el trono hispánico, y está actualmente en el prendedor de su busto colocado junto al acceso Norte del paseo de Cerro Santa Lucía.

Algunos han discutido si la representación del primer escudo era de indígenas o dioses del mundo clásico. La representación de la izquierda corresponde a uno de los escudos que especulamos más fieles al posible aspecto original del creado por Carrera hacia 1812, y figura en la obra "Chile en 1910: edición del centenario de la independencia", de Eduardo Poirier y Marcial Martínez. Las imágenes de la derecha en fondo oscuro corresponden a estatuas de los dioses romanos Marte (en Lugo) y Venus (en Roma).

Una versión del primer escudo publicada por la revista "Zig Zag" en septiembre de 1912, donde los personajes del heraldo aparecen como figuras de evidente influencia greco-romana. Autores como José Miguel Barros defienden la idea de que representaban más bien dioses clásicos y no indígenas, teoría refutada por otros historiadores.
Este primer Escudo Patrio presentado talla de madera policromada aquel 30 de septiembre de 1812, habría sido obra del artista Ignacio de Andía y Varela, el mismo que esculpió el Escudo de Armas de España que hoy está en el Cerro Santa Lucía. Estaba compuesto su diseño de una columna que representaba el Árbol de la Libertad, con un globo terráqueo en la cúspide, coronado por una alabarda cruzada con una rama de palma, sobre las cuales había una estrella representada usualmente en fondo blanco o azul (astro diurno, explícita alusión a la Estrella Venusina o de la Mañana que saltó después a la bandera).
A ambos lados del emblema central, había figuras tenantes: un hombre y una mujer, que la tradición identifica con personajes indígenas representando el sentido de pertenencia patriota y localismo. Iban acompañados de las frases "Post tenebras lux" ("Después de la oscuridad, la luz") y "Aut consilio aut ense" ("Por consejo o por la espada"), en alusión a la defensa de la libertad y la independencia nacionales.
Cabe añadir que la esencia de este mensaje, se ha repetido y se ha mantenido -de alguna manera- en nuestro actual escudo, en su lema "Por la Razón o la Fuerza", pese a que algunos fantasiosos han creído que el texto tuvo su origen en la Guerra contra la Confederación de 1836-1839 o en la Guerra del Pacífico de 1879-1884.

Reconstrucción imprecisa del Primer Escudo Nacional, en el Museo Histórico Nacional en óleo sobre tela de autor anónimo (siglo XX), mostrando dos figuras indígenas de varones en lugar de una femenina y otra masculina, como aclara Fray Melchor Martínez en en realidad era el diseño.
La referencia sobre el aspecto indígena de los personajes señalados proviene de la descripción del escudo que realizara el escritor realista Fray Melchor Martínez, en la "Memoria Histórica de la Revolución de Chile", al verlo en la presentación oficial del 30 de septiembre. Dice, citado por Soublette:
En lo más elevado de la portada principal se veía un alto monte o cordillera sobre cuya eminencia aparecían muchos rayos de luz con una inscripción en la parte superior que decía: Aurora Libertates Chilensis (La Libertad aleja las tinieblas). Al pie de este lienzo estaba colocado otro de figura ovalada, cuyo centro ocupaba un grande escudo, y en él se veía retratada una robusta columna, en cuya cúspide aparecía un globo, y en su cumbre una lanza y una palma cruzadas; sobre todo esto se descubría una radiante estrella encumbrada con alguna distancia.
A la siniestra de la columna, estaba gallardo un joven vestido de indio, y a la diestra una hermosa mujer con el mismo traje; una inscripción superior decía: Post Tenebras Lux; y a la inferior: Aut Concilio Aut Ense (La luz después de las tinieblas y Por consejo o por la espada). Ambos lienzos estaban interior y exteriormente graciosamente iluminados, para que desde lejos pudieran ser vistas y notadas claramente todas sus particularidades, y con el mayor cuidado, el nuevo y característico escudo adoptado por la reciente República chilena.
Sin embargo, un grupo de autores difiere. Entre ellos está don José Miguel Barros quien, basándose en el estudio de los más antiguos sellos de gobierno conocidos y otras observaciones, ha puesto en duda que se trate de indígenas y cree que tal identidad de los tenantes sería sólo una confusión convertida en mito. Interpretaciones como esta son rechazadas por otros escritores e investigadores, como el historiador Julio Retamal, sin embargo. La mayoría de las versiones que se conocen del escudo nacional de la Patria Vieja, además, son sólo reproducciones a memoria o tomadas de crónicas como la que hemos citado recién, ya que el original nunca llegó a ser publicado como dibujo por don José Miguel Carrera en "La Aurora de Chile". Tampoco ha sobrevivido ningún boceto del escudo en su etapa creativa.
Aunque se discuten algunos detalles como estos sobre su aspecto y si realmente mostraba indígenas o dioses clásicos que se cree identificar, el convencimiento general ha popularizado como "oficial" la versión que aquí ofrecemos como la más fiel al escudo de la Patria Vieja que los Carrera presentaran a la sociedad chilena en la Catedral de Santiago y el Palacio de la Moneda, en los tempranos tiempos de 1812.
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